ROL DE LOS PARTIDOS POLITICOS PARA LA GOBERNABILIDAD DEL PAÍS
¿Qué es un Partido Político?
Para abordar el rol de los partidos políticos para la gobernabilidad de un país, es necesario entender que es esta institución colectiva. Un partido político resulta ser una asociación permanente y voluntaria de ciudadanos orientados bajo mismos principios o ideologías sobre la realidad política, económica, social, cultural, etc. de una localidad, país o región.
El fin de todo partido político es participar en la formación de la voluntad política de un Estado, realizando acciones políticas coherentes con sus principios o ideologías, implícita o explícitamente en relación con el apoyo popular obtenido a través de la presentación de sus candidatos para ocupar los cargos de gobierno del Estado. Los partidos políticos, buscan llegar al poder por medios legales y transparentes, para constituir ser instrumentos mediadores pragmáticos entre la Sociedad y el Estado resultando un activo y eficaz canal de comunicación política. Es por ello que los partidos políticos son importantes y necesarios para la sociedad.
Pero esta idea de función comunicativa de transmitir los intereses y demandas de la sociedad hacia el Estado, para que las autoridades políticas resuelvan libremente si las escuchan y consideran, no solo es una característica expresa de los partidos políticos, sino que son algo más que una voz de la sociedad, ya que comunican exigencias ciudadanas respaldadas por una “cosmovisión” de presión política; es decir, responden a hechos circunscritos dentro de las problemáticas sociales.
El hecho de expresar, canalizar y seleccionar intereses y preferencias del ciudadano y su sociedad, conlleva a que un partido político se construya a partir de identidades y simbologías (objetivas y subjetivas) si es que queremos entenderlos desde un punto de vista antropológico o sociológico. Estas identidades y construcciones simbólicas, son respaldadas por propuestas partidarias interiorizadas por los representantes y seguidores y pragmatizados a través de la acción política de éstos.
El fin de todo partido político es participar en la formación de la voluntad política de un Estado, realizando acciones políticas coherentes con sus principios o ideologías, implícita o explícitamente en relación con el apoyo popular obtenido a través de la presentación de sus candidatos para ocupar los cargos de gobierno del Estado. Los partidos políticos, buscan llegar al poder por medios legales y transparentes, para constituir ser instrumentos mediadores pragmáticos entre la Sociedad y el Estado resultando un activo y eficaz canal de comunicación política. Es por ello que los partidos políticos son importantes y necesarios para la sociedad.
Pero esta idea de función comunicativa de transmitir los intereses y demandas de la sociedad hacia el Estado, para que las autoridades políticas resuelvan libremente si las escuchan y consideran, no solo es una característica expresa de los partidos políticos, sino que son algo más que una voz de la sociedad, ya que comunican exigencias ciudadanas respaldadas por una “cosmovisión” de presión política; es decir, responden a hechos circunscritos dentro de las problemáticas sociales.
El hecho de expresar, canalizar y seleccionar intereses y preferencias del ciudadano y su sociedad, conlleva a que un partido político se construya a partir de identidades y simbologías (objetivas y subjetivas) si es que queremos entenderlos desde un punto de vista antropológico o sociológico. Estas identidades y construcciones simbólicas, son respaldadas por propuestas partidarias interiorizadas por los representantes y seguidores y pragmatizados a través de la acción política de éstos.
Los Partidos Políticos en el Perú
En nuestro país y su democracia mal configurada y disfuncional, la clave de los partidos políticos se circunscribe en el control de la burocracia y la vigilancia sobre el funcionamiento de los poderes del Estado, pero la realidad política del Perú nos muestra partidos débiles, cambiantes y poco representativos, que sin embargo son determinantes de los procesos políticos peruanos a la hora de implementar una agenda política.
Se observa que muchos de nuestros partidos o movimientos políticos no llegaron del todo a institucionalizarse (salvo algunas excepciones) conllevando a sus marcadas debilidades, volatilidades, desarticulaciones y carencia de líderes partidarios. Esta ausencia de una cosmovisión identitaria y simbólica hacia los movimientos y partidos políticos por parte de la ciudadanía ha convertido a estas instituciones en espacios de desconfianza y incredulidad, poniendo en crisis el “arte de la gobernabilidad” por parte de las instituciones estatales. Más aun si es que esta crisis de gobernabilidad se asocia a problemas actuales como la crisis económica mundial, concurrentes hechos de corrupción, debilitamiento de la cultura política en la sociedad civil y autoridades o representantes políticos “magalizados o de farándula” tal como observamos concurrentemente a través de los medios de comunicación.
Ante esta situación impropia de la acción política en nuestro país es necesario el reforzamiento de los partidos políticos desde sus bases para constituir a estos entes como canalizadores eficaces de las demandas y propuestas de nuestra debilitada sociedad civil. La acción política de los partidos debe corresponder ser un mediador armonioso entre el Estado y la sociedad para mantener integro la gobernabilidad del país.
Es necesario que los partidos y movimientos del país reformulen sus estructuras y acciones políticas ante los advenimientos de nuevas maneras de hacer política en un país tan heterogéneo culturalmente y diverso políticamente hablando. Las reformas partidarias involucran la sustitución de los “representantes añejos” por nuevos líderes políticos que entiendan esta nueva dinámica de nuestro país: la pluriculturalidad sociopolítica, la interculturalidad, pluralismo político regional, la inclusión política de los “otros excluidos”; en suma, que entiendan esta “cosmovisión sociopolítica” de nuestro país para garantizar la gobernabilidad de nuestras instituciones del Estado.
Son estos factores de falencias y ausencias de planes políticos inclusivos que ha llevado a que los partidos políticos sufran actualmente esta crisis de representación perdiendo buena parte de sus atribuciones y funciones esenciales y poniendo en riesgo a las instituciones del Estado. Cabe aclarar que cuando me refiero a partidos políticos no solamente estoy hablando de aquellos que ostentan el poder gubernamental, sino también de aquellos movimientos y partidos que con sus acciones políticas ahondan aun más la crisis partidaria en nuestro país, y por ende la gobernabilidad de las instituciones y el debilitamiento de la sociedad civil.
Los partidos actuales de nuestro país se han convertido en algo así como “referentes negativos” para la proliferación de movimientos políticos nacionales y regionales sin claras representatividades o en todo caso “representaciones caudillísticas”, menos sin un sistema estructural y funcional de acción política. El fin de estos en construir en torno a sus seguidores “identidades volátiles” sobre el quehacer político para poder acceder al poder.
Se observa que muchos de nuestros partidos o movimientos políticos no llegaron del todo a institucionalizarse (salvo algunas excepciones) conllevando a sus marcadas debilidades, volatilidades, desarticulaciones y carencia de líderes partidarios. Esta ausencia de una cosmovisión identitaria y simbólica hacia los movimientos y partidos políticos por parte de la ciudadanía ha convertido a estas instituciones en espacios de desconfianza y incredulidad, poniendo en crisis el “arte de la gobernabilidad” por parte de las instituciones estatales. Más aun si es que esta crisis de gobernabilidad se asocia a problemas actuales como la crisis económica mundial, concurrentes hechos de corrupción, debilitamiento de la cultura política en la sociedad civil y autoridades o representantes políticos “magalizados o de farándula” tal como observamos concurrentemente a través de los medios de comunicación.
Ante esta situación impropia de la acción política en nuestro país es necesario el reforzamiento de los partidos políticos desde sus bases para constituir a estos entes como canalizadores eficaces de las demandas y propuestas de nuestra debilitada sociedad civil. La acción política de los partidos debe corresponder ser un mediador armonioso entre el Estado y la sociedad para mantener integro la gobernabilidad del país.
Es necesario que los partidos y movimientos del país reformulen sus estructuras y acciones políticas ante los advenimientos de nuevas maneras de hacer política en un país tan heterogéneo culturalmente y diverso políticamente hablando. Las reformas partidarias involucran la sustitución de los “representantes añejos” por nuevos líderes políticos que entiendan esta nueva dinámica de nuestro país: la pluriculturalidad sociopolítica, la interculturalidad, pluralismo político regional, la inclusión política de los “otros excluidos”; en suma, que entiendan esta “cosmovisión sociopolítica” de nuestro país para garantizar la gobernabilidad de nuestras instituciones del Estado.
Son estos factores de falencias y ausencias de planes políticos inclusivos que ha llevado a que los partidos políticos sufran actualmente esta crisis de representación perdiendo buena parte de sus atribuciones y funciones esenciales y poniendo en riesgo a las instituciones del Estado. Cabe aclarar que cuando me refiero a partidos políticos no solamente estoy hablando de aquellos que ostentan el poder gubernamental, sino también de aquellos movimientos y partidos que con sus acciones políticas ahondan aun más la crisis partidaria en nuestro país, y por ende la gobernabilidad de las instituciones y el debilitamiento de la sociedad civil.
Los partidos actuales de nuestro país se han convertido en algo así como “referentes negativos” para la proliferación de movimientos políticos nacionales y regionales sin claras representatividades o en todo caso “representaciones caudillísticas”, menos sin un sistema estructural y funcional de acción política. El fin de estos en construir en torno a sus seguidores “identidades volátiles” sobre el quehacer político para poder acceder al poder.
Con este hecho y tomado el poder, esta identidad política no se puede pragmatizar en acciones políticas conllevando a fortalecer las desintitucionalización de estos movimientos políticos informales. Los representantes de éstos en el poder se convierten o en subordinados a un poder establecido; o en todo caso, se comportan como desarticuladotes o “personajes potenciales de riesgo” de la gobernabilidad o del “orden democrático” establecido (entiéndase democracia como inclusión social, igualdad de oportunidades, disminución importante de la pobreza y redistribución equitativa de las riquezas). Actualmente vemos como políticos representantes de ciertos movimientos políticos actúan dentro de estas acciones políticas dicotómicas, clara muestra de la debilitada, desestructurante, cambiante y ausente identidad partidaria en nuestro país.
Por todo lo dicho es necesario en el Perú un sistema partidario estable e institucionalizado para demostrar a través de sus acciones políticas, coherencia y eficacia frente al Estado y la Sociedad. Es necesario que estos construyan activamente identidades políticas en torno a sus seguidores para contrarrestar la informalidad y desconfianza política, y tengan una clara visión de acción política dentro de unos parámetros más o menos entendidos y consensuados al momento de tomar el poder. Así de esta manera se estará fortaleciendo estas instituciones colectivas, y sobretodo garantizando el “arte de la gobernabilidad” y su consecuente democracia.
Rol de los Partidos Políticos en la Gobernabilidad
El accionar político de los partidos y movimientos frente a la democracia conlleva la expresión de múltiples intereses y conflictos, mientras que frente a la gobernabilidad persigue alcanzar el máximo consenso y la capacidad decisoria. En este sentido el accionar político de los partidos permite regular el accionar de las burocracias y las masas sociales.
Los partidos políticos en el Perú deberían buscar y fortalecer la formación de las preferencias de los ciudadanos haciéndolas dinámicas, permitiendo de esa manera que los diversos grupos sociales expresen sus intereses y canalicen sus demandas por medio de los partidos. Los partidos institucionalizados resultan ser escudos protectores de los ciudadanos, asegurándoles sus libertades dentro de un equilibrio de fuerzas civiles y partidarias frente a las instituciones del Estado.
La debilidad institucional de nuestros partidos ha ahondado la crisis de gobernabilidad en nuestro país. Esta debilidad partidaria ha permitido que muchos gobiernos en Latinoamérica prescindan de los partidos políticos, para crear e institucionalizar partidos o movimientos noveles para apoyar sistemas institucionalizados populistas e implantar un orden de “acciones políticas perpetuas”, recortando las voluntades democráticas de los demás actores sociopolíticos.
Poseer en nuestro país un sistema partidario consolidado, eficaz, institucionalizado y construido sobre bases identitarias sólidas contribuirá a entender la democracia desde los preceptos abordados en líneas anteriores y permitirá socializar la representación política bajo argumentos de legitimidad y manejo de instituciones bajo acciones políticas que aseguren la gobernabilidad.
Los ciudadanos a través de un partido político tienen que empoderar sus expresiones y puntos de vista para crear y fortalecer los vínculos entre la sociedad civil y el gobierno. Un partido político institucionalizado tiene la misión de crear entre sus seguidores ciertas responsabilidades para mantener un orden democrático basado en el diálogo y la gobernabilidad, tratando de solucionar los conflictos a través de ciertos mecanismos democráticos.
Los partidos políticos deberían fortalecer vínculos de gobernabilidad entre el Estado y la Sociedad, vínculos que atañen a los diferentes niveles de gobiernos, poderes del gobierno, líderes políticos, instituciones estatales, etc. Con este fortalecimiento se busca que los partidos institucionalizados aumenten la posibilidad de controlar la acción gubernamental y gobernabilidad de un país dentro de un espació interconectado y equilibrado entre las autoridades y la sociedad.
Los partidos políticos en el Perú deberían buscar y fortalecer la formación de las preferencias de los ciudadanos haciéndolas dinámicas, permitiendo de esa manera que los diversos grupos sociales expresen sus intereses y canalicen sus demandas por medio de los partidos. Los partidos institucionalizados resultan ser escudos protectores de los ciudadanos, asegurándoles sus libertades dentro de un equilibrio de fuerzas civiles y partidarias frente a las instituciones del Estado.
La debilidad institucional de nuestros partidos ha ahondado la crisis de gobernabilidad en nuestro país. Esta debilidad partidaria ha permitido que muchos gobiernos en Latinoamérica prescindan de los partidos políticos, para crear e institucionalizar partidos o movimientos noveles para apoyar sistemas institucionalizados populistas e implantar un orden de “acciones políticas perpetuas”, recortando las voluntades democráticas de los demás actores sociopolíticos.
Poseer en nuestro país un sistema partidario consolidado, eficaz, institucionalizado y construido sobre bases identitarias sólidas contribuirá a entender la democracia desde los preceptos abordados en líneas anteriores y permitirá socializar la representación política bajo argumentos de legitimidad y manejo de instituciones bajo acciones políticas que aseguren la gobernabilidad.
Los ciudadanos a través de un partido político tienen que empoderar sus expresiones y puntos de vista para crear y fortalecer los vínculos entre la sociedad civil y el gobierno. Un partido político institucionalizado tiene la misión de crear entre sus seguidores ciertas responsabilidades para mantener un orden democrático basado en el diálogo y la gobernabilidad, tratando de solucionar los conflictos a través de ciertos mecanismos democráticos.
Los partidos políticos deberían fortalecer vínculos de gobernabilidad entre el Estado y la Sociedad, vínculos que atañen a los diferentes niveles de gobiernos, poderes del gobierno, líderes políticos, instituciones estatales, etc. Con este fortalecimiento se busca que los partidos institucionalizados aumenten la posibilidad de controlar la acción gubernamental y gobernabilidad de un país dentro de un espació interconectado y equilibrado entre las autoridades y la sociedad.
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