viernes, 15 de mayo de 2009

EXPLORANDO LUYA VII
CARAJÍA: EL APOSENTO DE LOS GUERREROS Y “PURUNMACHOS”

Amaneció en Luya y ahora nos dirigimos hacia “Carajía” para observar unos sarcófagos, donde los antiguos pobladores depositaron a sus personajes principales momificados. Abordamos un vehículo y salimos acompañados con un equipo de profesionales y guías. Recorriendo por la carretera que corre paralelamente al río Jucusbamba, observamos áreas agrícolas donde los pobladores de Luya siembran maíz, papas, yucas, frijoles y algunos frutos. El recorrido por esta cuenca nos muestra un espacio verde, donde resaltan las aguas cristalinas del Jucusbamba. Llegando al poblado menor de El Molino, observamos en uno de los cerros, sarcófagos que pertenecen a “Chipuríc”, un antiguo pueblo prehispánico que desarrolló una civilización compleja y depositaban a sus muertos en sarcófagos que se construían en altos riscos y peñascos, como una forma de permitir la “vida eterna” de sus abuelos.

Pasando el poblado de El Molino y dejando al Jucusbamba, empezamos a subir por una carretera afirmada hacia Cohechan, uno de los distritos más pujantes y centro papero de la Provincia de Luya. El paisaje que rodea este tramo es simplemente espectacular, todo es verde en estas montañas, donde resaltan los eucaliptos y alisos. Llegando a Cohechan, observamos el crecimiento rápido que ha tenido esta ciudad. La existencia de diversos centros comerciales nos indicaba que es un lugar que esta creciendo económicamente en la provincia.

EN EL CAMINO HACIA CARAJÍA EXISTEN SITIOS DE DESCANSO
DESDE DONDE OBSERVAMOS CHACRAS, MONTAÑAS Y EL CAMINO
SINUOSO Y BARROSO QUE NOS ESPERABA PARA LLEGAR A CARAJÍIA
Llegamos a la plaza central y lo primero que observamos es un hermoso jardín en que han convertido este sitio público. En la plaza se han sembrado diferentes flores como orquídeas, claveles, rosas, azucenas, etc. En una pared construida en la misma se observa pinturas donde se han plasmado diversos sitios turísticos que rodean a Cohechan, a sus alrededores se ubican la iglesia principal con dos torres construidas a base de adobes, también destacan la presencia de un mercado de abastos y el palacio municipal.

Seguimos avanzando por la carretera afirmada y llegamos al pueblo de “Chocta”, un pueblo bastante humilde y tradicional donde observamos a las personas vestidas a la usanza de los campesinos rurales y en cada mirada que dábamos, observábamos la pobreza extrema en que están sumergidos sus pobladores. Muchas de las casas rudimentarias estaban en riesgo de caerse por las lluvias, mientras que niños y niñas corrían descalzos siguiendo a nuestro carro con los pantalones y chompas rotas. Entre tanto que la pobreza campea, a los alrededores observamos potenciales agropecuarios y turísticos, que con buenas y efectivas políticas de desarrollo, permitiría aliviar las carencias que caracterizan a los pobladores de “Chocta”. Pero lamentablemente esas políticas para combatir la extrema pobreza no existe ni desde el nivel de gobierno nacional, menos del gobierno regional.

Continuando con el viaje, llegamos a nuestra última parada, el poblado de “Cruz Pata”, otro de los pueblos que esta sumergido en pobreza extrema. Bajamos del vehículo y fuimos a la casa de un comunero para comprar los boletos que nos permitirán el acceso a “Carajía”. Obtenido los boletos y permisos respectivos emprendimos la caminata por un sendero que bajaba hacia la quebrada de “Ashpachaca”. La lluvia empezó a caer, y sacamos los ponchos de jebe para protegernos y salvaguardar los equipos. El camino se tornaba cada vez más resbaladizo, y por momentos caíamos pesadamente sobre el suelo tratando de salvar las mochilas que contenían los equipos y nuestra alimentación.

ECOLOGÍA QUE RODÉA A CARAJÍA. HÁBITAT DE SERES
ESPIRITUALES COMO LOS “PURUNMACHOS”. LA VISTA MUESTRA LA
LLUVIA QUE CAÍA EN NUESTRO VIAJE A ESTE LUGAR SAGRADO


A medida que bajábamos, empezamos a observar un gran cañón que es cortada por una quebrada, a cuyos alrededores pastan gran cantidad de cabezas de ganado. El camino tenía sitios de descanso, donde se destacaban pequeñas bancas de madera construidas bajo un techo elaborado a base de maguey, “guanchil” (sogas obtenidas de fibras vegetales) y paja. Estando en el último sitio de descanso y a portas de ingresar a “Carajía”, nos reunimos todos para “Chacchar” la coca para obtener el permiso de los “Purunmachos” y poder ingresar a sus aposentos.

Caminando, logramos divisar imponentes a los sarcófagos depositados en medio de un farallón rocoso. Digo imponentes, debido a que sus formas humanas asemejan a guerreros que protegen a sus momias y su espacio ecológico. Nos detenemos y todos participamos de un ritual de agradecimiento con la coca “chacchada”, implorando nuestra protección a los cuatro puntos cardinales y los tres mundos (hanan pacha, kay pacha y ucu pacha).

Los pobladores mencionan que en este lugar habitan los “Purunmachos”. Estos “Purunmachos” o gentiles (personajes antiguos) serían las momias que están en el interior de los sarcófagos. Pero analizando, concluyo que los sarcófagos y sus momias depositadas, que hoy vemos imponentes en los acantilados, constituirían la representación física y visual de los “Purunmachos”; es decir, el mundo palpable, observable y accesible. El eje inactivo en la cosmovisión. La manifestación folklórica objetiva.

El alma, ánima o personalización asignada sería la representación no física, oculta o mística de estos “Purunmachos”. El mundo desconocido o sobrenatural. El eje activo en la cosmovisión. La manifestación folklórica subjetiva. Es esta representación no física, la que se manifiesta actualmente en el imaginario religioso de las personas.

IMPONENTES LOS SARCÓFAGOS DE CARAJÍA GUARDAN EN SU
INTERIOR LOS RESTOS MOMIFICADOS DE LOS
GUERREROS O SACERDOTES DE LA CULTURA LUYA Y CHILLAOS


Es este mundo de los “Purunmachos”, el que todavía está activo en el pensamiento religioso de los pobladores. Es esta representación mística, la que influencia de sobremanera sobre las personas, produciendo enfermedades raras, según los comentarios que se escuchan. Pero también, es el eje que protege a la representación física, que vendrían a ser los restos arqueológicos.

Actualmente existen una gran variedad de leyendas y relatos en torno a estos seres sobrenaturales. Me comentan las personas, que “agarran” (aprehenden) a los que profanan sus chulpas (tumbas), los llevan al cerro y no los sueltan más; o también, producen en los profanadores, enfermedades raras, terminando en una muerte misteriosa.

Las personas que pisan un hueso o un tiesto antiguo sufren tumores que los invalida físicamente, o les produce sarna en todo el cuerpo. Como es natural, en estos lugares existen curanderos especializados que tratan con las enfermedades ocasionadas por estos “Purunmachos”.

Los enterramientos realizados por los antiguos Luya y Chillaos, nos indican el profundo culto y respeto que tenían hacia sus muertos. Depositarlos en cápsulas antropomorfas o sarcófagos, para luego instalarlos en riscos o farallones rocosos inaccesibles, significaba el mayor rito religioso y el máximo honor jerárquico que se le podía ofrecer al personaje extinto.

EN PLENA LLUVIA, PARTE DEL EQUIPO QUE NOS
ACOMPAÑÓ A CARAJÍA. OBSERVESE AL FONDO LOS
“PURUNMACHOS” QUE CONSTANTEMENTE NOS “VIGILAN”

Estos “Purunmachos”, a la que hacen mención los pobladores actuales, representan sus antiguos curacas, guerreros o sacerdotes. Personajes principales con alta jerarquía, que dejaron huella entre los Luya y Chillaos y que hoy sus descendientes les rinden culto y adoración a través de sus rituales de pago que realizan en honor a sus antepasados. El carácter sacralizado que atribuían los antiguos hombres a sus momias se conserva hasta la actualidad en los pobladores que cotidianamente reconstruyen la historia de sus antepasados.

Observando con mayor detalle a estos restos antropomorfos, observamos que presentan diversos símbolos pictográficos pintados sobre el cuerpo del sarcófago y algunos presentan cabezas trofeos en la parte más alta. Estos símbolos graficados que observamos, son las representaciones simbólicas estilizadas del tótem
[1] de origen, del cual procedía el difunto o el grupo de momias. Para los antiguos Luya y Chillaos, como para el hombre en general, el inicio y el término de la vida poseían una alta significación ritual y simbólica. Por lo tanto, el inicio y final de una vida, tenía que aperturarse y sellarse con toda una forma de ideas y creencias; yo diría, una cosmovisión simbólica que represente al individuo, dentro su espacio y tiempo de vida terrenal, y en la vida del más allá.

Los profesionales que nos acompañaron nos comentaban que los antiguos pobladores habían utilizado diversas rocas de los ríos para obtener los colores y graficar sus simbologías, nos decía el arqueólogo; además el geólogo, me mencionaba que tenían conocimientos de suelos y geomorfología ya que supieron la existencia en este farallón rocoso de un tipo de suelo fácil de escarbar, con el fin de habilitar un camino que conlleve a construir los sarcófagos y depositar a las momias. Luego estos caminos eran destruidos para asegurar la “existencia” eterna y tranquila de sus muertos.

La lluvia continuaba mojándonos, mientras seguíamos registrando y conociendo este espacio cultural y ecológico con la venia y vigilancia permanente de los “Purunmachos” de Carajía. Explorando el peñón con el "zoom" de nuestras cámaras, reconocimos que a los alrededores de estos sarcófagos reales, existían otras tumbas pequeñas, pertenecientes a personajes de menor rango. Mientras observábamos, nuestro guía Pablo nos contaba que hasta hace pocos años los pobladores de “Cruz Pata”, “Shipata” y “Trita”, ubicados muy cerca de este lugar, accedían a este sitio sagrado para poner ofrendas hacia los “Purunmachos”, pidiéndoles favores para encontrar sus animales perdidos, buena producción agrícola, salud óptima para el trabajo, etc.

EN LA RUTA HACIA CARAJÍA NOS ENCONTRAMOS ESTE PECULIAR INSECTO QUE CRUZABA EL CAMINO. NOS IMPACTO SU BELLEZA DEBIDO A UN COLOR INTENSO QUE EMANABA. EN ESTA ZONA EXISTEN DIVERSAS ESPECIES DE ANIMALES TODAVÍA NO CLASIFICADOS.

Calmado el aguacero, ya muy tarde emprendimos el viaje de retorno. El sendero junto al desfiladero nos esperaba nuevamente. Al fondo, escuchábamos el estruendoso caudal que acarreaba la quebrada, y me ponía a recordar que los pobladores me habían contado, que existe bajo el puente de “Ashpachaca”, riquezas de los antiguos que son protegidas por una gran serpiente que impide que los incautos y ambiciosos traten de llevárselos.

Poco a poco los “Purunmachos” iban desapareciendo de nuestra vista y empezamos a subir hacia el poblado de “Cruz Pata”. El tramo se nos hacía aún más difícil debido a que la lluvia había hecho más barroso el camino, nos sacamos los ponchos de jefe para tener comodidad al caminar y después de una hora de camino llegamos al pueblo. Cuando íbamos a abordar nuestro vehículo, nos dimos cuenta de la presencia de una “humisha” en plena plaza central. Al igual que en los carnavales de Luya, observamos que la cantora, con sus estribillos, estaba pidiendo el permiso respectivo para que el mayordomo y sus invitados ingresen a la casa para continuar con las actividades propias de los carnavales. Después de registrar subimos al carro y regresamos a Luya para preparar nuestra salida a Kuelap. (Continúa en: Explorando Luya VIII)

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[1] Se observa por ejemplo, en los sarcófagos de Carajía y en los mausoleos de Revash(enterramientos individuales y colectivos de los Luya y Chillaos, respectivamente), toda una parafernalia simbólica, representados a través de figuras geométricas estilizadas. Estas figuras serían el sello totémico que personifican a la momia o conjunto de momias, depositados en el sarcófago o en el mausoleo. El sello totémico entre los Luya y Chillaos era la representación de un grupo parental ante la sociedad mayor; grupo que se asignaban a sí mismos, un origen común. Podrían ser así los descendientes de algún animal o planta, o en todo caso, su procedencia tendría un origen en alguna montaña, laguna, río o catarata; o bien podrían ser los descendientes de la luna o las estrellas. Estos elementos bióticos y abióticos de la naturaleza son los emblemas totémicos que se han representado y plasmado a través de símbolos estilizados en los sarcófagos, mausoleos, textiles, cerámicas que nos han dejado las etnias de esta cultura.

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