LA FOCALIZACIÓN EN LOS
PROGRAMAS SOCIALES
Uno de los problemas
mayores en los programas sociales del país es la focalización, que han ido
ocurriendo sobre todo en los procesos de selección de personas no pobres, como
pobres (infiltración); y a personas
pobres, catalogarlas como no pobres y por ende excluirlas de los programas (subcobertura). A pesar de ello, la
participación de las personas ha aumentado en la mayoría de los programas
sociales, pero el aumento de los beneficiarios está relacionado con personas
que han dejado de ser pobres o en todo caso no representan la población
objetivo de los programas (infiltrados). Más aún esto está ocurriendo en
“programas bandera” como JUNTOS, Vaso de Leche y PENSIÓN 65.
Las personas más pobres y vulnerables
en el Perú, todavía tienen problemas en el acceso a los programas sociales,
revelando limitaciones en las estrategias de identificación de los
beneficiarios. Los resultados indican que existen costos elevados debido a
estos problemas de focalización, sobretodo en el caso del Vaso de Leche y Programa
JUNTOS que son considerados como programas mal gestionados, y donde los
problemas de Infiltración y Subcobertura restan eficacia a dichos programas.
Los instrumentos de focalización debieran tomar en cuenta las diversas
realidades sociales, culturales y geográficas de nuestro país, así como la
participación de los beneficiarios o usuarios de los programas, avanzando hacia
la construcción de un Sistema Nacional de Focalización que permita la identificación
adecuada de quienes serán los
beneficiarios de los programas sociales.
Esto en razón a no duplicar los objetivos y metas, y de esa manera
contribuir al ahorro de la inversión pública y así pueda destinarse los
recursos eficientemente hacia los más pobres. Es necesaria la articulación de
los diversos sectores, para hacer comunes los objetivos y metas en torno a los
programas sociales, de esa manera haremos viables los procesos de visión y
gestión en torno a las políticas públicas.
Un criterio de importancia para una
focalización adecuada de beneficiarios está relacionado con los grados de
vulnerabilidad. Es necesario contar con mapas territoriales de vulnerabilidad,
considerando a los niños pobres, personas adultas mayores rurales, madres
gestantes en vulnerabilidad, a las personas indocumentadas (no acceden a los
programas sociales debido a que algunos programas solicitan como requisitos
poseer el DNI).
Este último problema en el Perú se está solucionando
en la población rural, aunque todavía se necesita ampliar su cobertura hacia
poblaciones alejadas de la selva y el ande. Es de suma necesidad tener el
registro de identificación de la población con menos de 18 años, para focalizar
el gasto social en esta población más pobre, el analfabetismo (las
personas que no saben leer y escribir),
muchas veces no se enteran de la presencia de los programas sociales dentro de
su espacio territorial, porque la difusión y comunicación de los mismos en los
pueblos más alejados, se realiza a través de panfletos y otros escritos, a la
cual esta población no tiene acceso o no les entienden. El Estado ha tenido
resultados efectivos en la lucha contra el analfabetismo, que ha permitido la
disminución de analfabetos en el Perú.
El problema es notorio si es que intervenimos
en espacios donde las poblaciones son hablantes monolingües. Las personas en el
Perú, son más vulnerables si es que solamente hablan el quechua, aymará o
alguna de las 42 lenguas amazónicas. Los programas sociales tienen que tomar en
cuenta estas realidades lingüísticas, justamente para hacer eficiente la
gestión y evitar los problemas de focalización.
Las poblaciones nativas y campesinas son
poblaciones vulnerables en su grado más superior. Por sus condiciones de
exclusión y pobreza, es necesario adoptar para ellos políticas públicas, donde
los programas sociales refuercen los aspectos de protección social, a través
del alivio de necesidades básicas como la alimentación y la salud. Se debe
crear o reestructurar los programas sociales de protección, teniendo en cuenta
los diversos condicionantes que existen en el interior de las poblaciones
nativas de la amazonía y los andes peruanos.
Asimismo podemos mencionar que el aumento de
participación en los programas sociales, a pesar de la reducción de la pobreza,
se debe a que los programas se han “institucionalizando”, no solo como espacios
de satisfacción primaria de problemas de alimentación y salud; sino también,
como espacios de “ahorro”, desde la visión familiar de una comunidad. Es por
ello que existe un aumento de los infiltrados, personas que dejaron de ser
pobres, pero siguen dependientes de los programas, no por la necesidad de
satisfacer sus carencias, sino por la necesidad de ahorro ya que todavía están
en el limbo de la línea de la pobreza y la vulnerabilidad económica. Esta paradoja
de que a pesar de la reducción de la pobreza, todavía las personas siguen
haciendo uso de los programas sociales, sobretodo personas que ya han
superado la línea de pobreza; es un reto para tener en cuenta en
investigaciones y gestiones futuras.
Una adecuada focalización, también implica construir un registro único de
beneficiarios, que no solamente muestre datos cuantitativos sobre los impactos
de intervención de los programas sociales; sino también, los potenciales
agropecuarios, culturales y ecológicos del área o espacio social intervenido; y
los niveles de articulación al mercado. Esto responde a reunir información
valiosa, no solamente de los programas sociales “protectores”; sino también de
los programas “capacitadores” y “promotores”, ya que es necesario contar con
información gradual de los beneficiarios que han alcanzado ciertas capacidades
o en todo caso han mejorado sus niveles de vida, haciendo uso de estos
programas sociales. En conclusión, focalizar adecuadamente permitirá el éxito
en los impactos de los programas sociales.
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