lunes, 29 de agosto de 2016

¡QUEMAS TUS BOSQUES, DESTRUYES TU HOGAR!
 
 
Con total indignación observo perplejo como los bosques y cerros de Amazonas se vienen quemando y destruyendo por la “absurda” idea de que atraerán las lluvias. Un pensamiento que deviene desde épocas antepasadas, y que ha colaborado a convertir al departamento de Amazonas, en el segundo más deforestado del país después de San Martín.
 
Las montañas de Amazonas, alguna vez fueron bosques inmensos con hábitats diversos para la flora y la fauna; las montañas que rodean a Chachapoyas, Luya o Bagua fueron inmensos depósitos de convivencia biológica hasta que el hombre, principalmente provenientes de los andes, se asentó en estos espacios y comenzaron a destruir para ampliar la frontera agrícola. Así se ha ido transmitiendo por generaciones esta “cultura agraria” de la roza y quema. Hoy nuestros bosques y cerros, son las caretas de esta civilización y desmedido apogeo. La diferencia es que en siglos anteriores nuestros antepasados igualaban su racionalidad de ampliación agrícola, con el manejo equilibrado y la adoración a ciertos elementos de la ecología, que conllevaban a su posterior conservación.
 
Hoy en cambio ese equilibrio ecológico ha sido roto, la conservación es lo menos que se practica, interesa más la ampliación de la frontera agrícola con la finalidad de obtener recursos económicos a cualquier costo.
 
Hoy los bosques y cerros vienen siendo quemados, por la “creencia” que atraerán las lluvias. Craso error en el pensamiento del campesino y no campesino. No quiero atribuir toda la culpa a ellos, quiero también apuntalar que hay errores graves provenientes de autoridades regionales y municipales. Por ejemplo, la ausencia de una política regional ambiental de conservación, es parte de la causa que viene destruyendo los cerros y montañas.
 
Hace unos días se llevo a cabo la Audiencia Regional, acaso se habló del tema ambiental y sus políticas de estudio, conservación y planes de contingencia. ¡No Pues!, son temas que no involucra fierro y cemento. ¿Qué está haciendo la Fiscalía del Medio Ambiente?, ¿qué acciones viene realizando la gerencia Regional de Medio Ambiente?, ¿las municipalidades han elaborado alguna ordenanza municipal para evitar y sancionar este delito? Al parecer no existen acciones para abordar esta problemática.

Ante esta situación propongo algunas acciones que se deberían realizar para no permitir estos hechos y mitigar los daños que producen:

·         Primero: El Gobierno Regional debe tener una política de estudio, conservación y respeto por el medio ambiente, con un presupuesto asignado a cada acción y actividad a realizar. Si no tenemos eso, estamos navegando entre nubes.

·         Segundo: Las municipalidades deben emitir ordenanzas de conservación del medio ambiente y mecanismos de sanción económica al que destruye su entorno.

·         Tercero: Intensa capacitación en instituciones educativas y comunidades campesinas sobre la importancia del medio ambiente y las sanciones que existen si se destruye la ecología. Hacer hincapié que la quema de bosques y cerros no atrae la lluvia.

·         Cuarto: Intervención  “ex ante” y “ex post” (antes y después), y de manera articulada, de la Fiscalía del Medio Ambiente, de la Gerencia Regional de Medio Ambiente, Defensa Civil, Municipalidades, rondas campesinas y otras instituciones; en acciones de conservación, contingencia y/o reparación de daños; y no dejárselos solamente a la Comunidad o a los Bomberos que exponiendo sus vidas afrontan el problema.

·         Quinto: Es necesario un registro catastral de los bosques y cerros, donde justamente ocurre esta catástrofe, y a partir de allí identificar a los actores y dueños de estos espacios, quienes son principalmente los que inician con las quemas. De esa manera se tendría un mejor manejo de las capacitaciones, conservación y sanciones.
Son estas cinco propuestas, una partida inicial para afrontar esta problemática, existen otras que podrían también tomarse en cuenta. Estas acciones permitirían conservar los cerros y bosques de nuestro departamento, conllevaría a tener una “cultura de conservación” del medio ambiente, apuntaría a tener planes de contingencia de manera articulada para afrontar los daños y consecuencias; en suma, evitaría no solamente la destrucción de nuestra flora y fauna, evitaría la muerte de personas, tal como ocurrió en el Poblado de Chocta, donde ha muerto una persona debido a la quema de cerros y bosques.
 
Está en las autoridades y la ciudadanía la protección y conservación de nuestro hábitat, la convivencia equilibrada en nuestro hogar. ¡No más bosques y cerros humeantes, no son chimeneas; cuidémosla porque son la vida misma!

No hay comentarios: