4 SUYOS: MEMORIA DE UNA MARCHA
No eran rostros de terroristas, que pedían una
DICTADURA ABSOLUTISTA, eran rostros de campesinos que gritaban NUEVAS
ELECCIONES; ¿eso creo que es la DEMOCRACIA no es así? No eran terroristas,
marchaban junto a mi lado, mujeres aymaras
con sus niños en sus espaldas, con su vestimenta tradicional que, en
tiempos de turismo, NOS TOMAMOS FOTITOS, orgullosos por nuestra cultura
peruana; pero en tiempos de lucha, los
vemos como indios y campesinos que vienen a “invadirnos” y destruir nuestra
ciudad. Delincuentes y terroristas los califican aquellos que miran el mar,
desde sus cómodos sillones públicos y
privados, desde SUS PRIVILEGIOS.
Yo no vi terroristas, lo que vi fueron personas
adultas mayores de Puno, Cusco o Apurímac que
salían llorando desde el Parque Universitario hacia la Plaza San Martín;
porque las bombas y perdigones de este Estado Fallido, más que heridas físicas;
les estaban causando dolores en el alma;
dolores colonialistas que todavía
persisten en un país inconcluso en cuanto a su nacionalidad. Lloraban de rabia,
lloraban de impotencia, lloraban de estupor, lloraban por justicia a sus más de 60 asesinados: “Hay golpes en la vida, tan fuertes, yo no sé”, me decía
interiormente emulando a Vallejo.
Marché junto a campesinos, que tenían en su
rostro, los padecimientos de un Perú que
nunca ha conseguido respetar y amar a los OTROS; si a esos OTROS que han
venido a la capital para luchar por lo que ellos y ellas consideran derechos NO LOGRADOS; si esos OTROS que
tú te enorgulleces y te tomas fotitos cuando vas a hacer turismo a Machupicchu o al Lago Titicaca; pero cuando visitan tu capital los
llamas delincuentes o terrucos; si,
esos mismos OTROS que doña Dina Boluarte
les cantaba la Flor de la Retama y les gritaba que luchará por ellos y
ellas como Ministra y Vicepresidenta; hoy doña Dina es PRESIDENTA, y bueno, a esos OTROS los está asesinando.
No marché a mi lado con terroristas, me imaginé
que estaba marchando con mis paisanos, de
aquellos pueblos rurales de mi Amazonas, campesinos y nativos, cuyos
rostros soportan la exclusión,
discriminación y pobreza de un Estado y sus gobiernos regionales. Marchaba
con campesinos sureños, pero sentía que a mi lado estaban marchando las víctimas del Baguazo, si, aquellos que desde
Lima decían que eran ciudadanos de “segunda clase”; y hoy los culpables del
Baguazo, están en los medios
terruqueando a los hermanos del sur ¡QUE CONTRARIEDAD, QUE INJUSTO ES ESTE
PAÍS!
Como Sanmarquino, fui a apoyar a estos ciudadanos en mi universidad; al ingresar lo
que vi fue campesinos, jóvenes y adultos, hasta ancianos, con rostros alegres y
aplaudiendo a los que veníamos con nuestro apoyo: “Hermano peruano, los pueblos del
sur te agradecen, visítanos pronto”, me decían con una sonrisa emocionante.
No vi en esos rostros a delincuentes, menos a terroristas.
Personalmente rechazo la violencia, venga de donde venga, sea la violencia
institucional o la violencia informal; lamentablemente hijos del pueblo se están enfrentando en las calles por culpa de
una CLASE POLÍTICA que nos ha
sumergido generacionalmente en el odio y
la división entre peruanos, tan solo por defender sus PRIVILEGIOS e INTERESES y convertir al Perú en un Estado Fallido.
He asistido a muchas marchas y protestas desde mi vida universitaria, fui partícipe de
la marcha de los 4 suyos de los años 2000 para
devolver la Democracia a mi país, pero NUNCA VI COMO HOY EN ESTA PROTESTA,
marchar junto a mí a esos ROSTROS que reflejan
el dolor de un país que NO conocemos (o no queremos conocer), campesinos
del sur que históricamente son excluidos
y discriminados, pero hoy alzaron SUS VOCES, y saben que, al final de la jornada de lucha, SENTÍ QUE
ESTABA CON LOS VERDADEROS PERUANOS, sentí que estaba al lado de los
descendientes de Manco Cápac y Mama
Ocllo, al lado de los descendientes de Pachacutec
o Túpac Amaru II; al final de la jornada me sentí AGRADECIDO, porque fui parte de una escena más de la HISTORIA REPUBLICANA que lo escriben
los pueblos del Perú.
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