EL OMBLIGO DEL MUNDO ARDE
El Perú ha sido bendecido con ingentes recursos ecológicos, y es hoy considerado como uno de los países con mayor biodiversidad y ecosistemas en el planeta. Su geografía permite la presencia de diversos microclimas tanto es así que, de las 117 zonas de vida reconocidas en el mundo, 84 se encuentran en el Perú, donde albergan aproximadamente 25 000 especies de flora y 5 000 de fauna. Sus cordilleras y bosques, producen agua que discurre a través de ríos y sostiene a poblaciones enteras que necesitan de los ríos para cultivar sus chacras, producir energía, criar animales, pescar; en suma, vivir.
Pero lamentablemente, con mucha impotencia observamos perplejos como los bosques y cerros en nuestro país se vienen quemando y destruyendo por la insana idea de que atraerán las lluvias. Desde Cusco hasta Amazonas, en todo el país, todos los años sufrimos esta irracional práctica humana, con las consecuencias conocidas: muerte de personas, animales, plantas y destrucción del medio ambiente.
Se espera que las autoridades regionales y
locales del Cusco, y regiones del sur, estén debatiendo y poniendo en agenda, el tema ambiental y sus políticas
de estudio, conservación y planes de contingencia. Manifestarles que
construir una región NO solo involucra fierro y cemento, también está el
aspecto de conservación, no solo de los bosques y cerros, y su fauna silvestre
que guardan, muchas de ellas en procesos de extinción; sino también, porque
esta quema de bosques viene
afectando manifestaciones culturales, tal como el último incendio
forestal que afectó los alrededores de uno de los principales monumentos arqueológicos del país: Sacsayhuamán.
El cambio climático cada día afecta la
convivencia humana, los países que más sufren los estragos son justamente
aquellos con alta biodiversidad y zonas de vida diversa como el Perú. Por ello
es necesario que el Estado implemente y fortalezca políticas para hacer frente
a esta problemática. Existen diversas acciones para contrarrestar esta
situación de la quema de bosques o incendios forestales, y entre ellas está la
expansión de áreas naturales protegidas, la formalización de los territorios
indígenas y el derecho a la consulta, la capacitación permanente en materia de
protección y conservación; y una nueva y ágil institucionalidad nacional y
regional de conservación de bosques, en el actual momento de boom extractivo
que vive el país, para contrarrestar la informalidad y conflictos sociales.
Ante esta situación propongo algunas acciones que se deberían
realizar para no permitir estos hechos y mitigar los daños que producen:
* Primero: Los diferentes niveles de gobierno debe tener políticas
de estudio, conservación y respeto
por el medio ambiente, con un presupuesto asignado a cada acción y actividad a realizar. Si
no tenemos eso, estamos navegando entre nubes.
* Segundo: Las municipalidades deben emitir ordenanzas de conservación del
medio ambiente y mecanismos de
sanción económica para los que destruyen su entorno ecológico.
* Tercero: Intensa capacitación en instituciones educativas y comunidades indígenas sobre
la importancia del medio ambiente, y las sanciones que existen si se destruye
la ecología. Hacer hincapié que la
quema de bosques y cerros no atraen las lluvias.
* Cuarto: Intervención “ex ante” y “ex post” (antes y después), y de manera articulada, de las Fiscalías
del Medio Ambiente, Gerencias Regionales de Medio Ambiente, Defensa Civil,
Municipalidades, rondas campesinas y otras instituciones; en acciones de
conservación, contingencia y/o reparación de daños; y no dejárselos solamente a
la Comunidad, a los Voluntarios o
a los Bomberos que exponiendo sus vidas afrontan el problema.
* Quinto: Es necesario un registro catastral de los bosques y cerros, donde justamente
ocurre esta catástrofe, y a partir de allí identificar a los actores y dueños de estos espacios, quienes son
principalmente los que inician con las quemas. De esa manera se tendría un mejor manejo de las capacitaciones,
conservación y sanciones.
Está en nuestras autoridades y nosotros, la ciudadanía, la protección y
conservación del hábitat, la convivencia
equilibrada en nuestro hogar. ¡No más bosques y cerros humeantes, no son chimeneas; cuidémosla porque
son la vida misma!
¡Quemas tus bosques,
destruyes tu hogar!