EL DESAFÍO DE LA DESCENTRALIZACIÓN INCLUSIVA EN EL PERÚ
El proceso de descentralización que se esta llevando a cabo en el país, es un especial momento histórico que esta rompiendo muchos “encapsulamientos tradicionales centralistas” que han marcado el desarrollo de nuestro país como civilización. Este proceso descentralizador implica, no solamente redistribución de funciones, competencias, recursos o un “descongestionamiento” del poder central; sino también, el conocimiento de culturas diversas (diríamos el Perú Profundo) que esperan la oportunidad de insertarse y formar parte así de esta sociedad nacional (para nuestros términos el Perú Oficial) que históricamente los ha excluido.
LA DESCENTRALIZACIÓN INCLUSIVA DEBE SIGNIFICAR EL MOTOR PROPICIANTE DE UN DIÁLOGO INTERCULTURAL DEMOCRÁTICO E IGUALITARIO
La descentralización en el Perú como proceso social, tiene como desafío desarrollarse a partir de preceptos conceptuales y teóricos que se originen en nuestras realidades diversas, escenificada a partir de enfoques culturales y modelos geopolíticos - territoriales que se construyen en nuestros espacios sociales diversos. La descentralización inclusiva es justamente un proceso de transferencia de facultades, recursos y programas a los gobiernos subnacionales que implique la vinculación de todos, en el manejo del proceso; procurando satisfacer los requerimientos sociales, económicos, políticos y culturales de las personas más vulnerables, pueblos excluidos y diversas culturas del país.
Nuestras realidades a cada momento descubren el claro entorno pluricultural en el que nos desenvolvemos. Es por ello que la descentralización, como proceso inclusivo, debe revalorizar y fortalecer las culturas; pues solamente en la medida en que las culturas de nuestro país (amazónica, andina y afroperuana) refuercen su autoestima grupal, veremos posible a través del proceso descentralizador, una relación de horizontalidad democrática y no tanto de verticalidad desde la cultura occidental dominante.
Los hechos trágicos ocurridos en Bagua, desde el punto de vista sociológico o antropológico, manifiestan esa ausencia de “comprender” a los otros excluidos. La débil intervención de las instituciones en estas zonas aisladas, es motivo para emprender y fortalecer una descentralización inclusiva que fortalezca un dialogo intercultural y asegure la democracia y gobernabilidad del país.
Es necesario fortalecer las instituciones regionales y locales, para dinamizar los procesos de descentralización y promover las mancomunidades de municipalidades y regiones; permitiendo de esa manera, la descentralización inclusiva hacia los pueblos más excluidos y de extrema pobreza. El gobierno ha anunciado como prioridades la inclusión y fortalecimiento de la democracia, y es justamente estas acciones que deberían impulsarse y promoverse para la inclusión de los más pobres y excluidos, a través de los diversos programas sociales, por ejemplo.
La descentralización inclusiva, permitiría a mediano plazo, hacer viable el encuentro armonioso de las culturas a través del dialogo intercultural. Las identidades personales y comunitarias, que redescubriremos con el proceso, solo podrán sostenerse obedeciendo ese carácter de integración y síntesis que nacerá desde la descentralización inclusiva, para ello deben de constituirse, afirmarse y repotenciarse las culturas y el desarrollo social de los más excluidos.
Conllevará a una convivencia sociocultural, que responda a las marginaciones de todo tipo, pero también romperá el letargo de encapsularse en si mismas, y por lo tanto, empobrecerse y sucumbir. El punto es integración armoniosa para desarrollarse, aprovechando los medios disponibles de la globalización, sin quebrantar los cánones socioculturales de los pueblos.
LA DESCENTRALIZACIÓN INCLUSIVA, ES UN PROCESO DE TRANSFERENCIA QUE PROCURA SATISFACER LOS REQUERIMIENTOS SOCIALES, ECONÓMICOS Y CULTURALES DE LAS PERSONAS MÁS VULNERABLES.
Por lo tanto, la descentralización con un enfoque intercultural y desarrollo humano, busca impulsar a las culturas y grupos sociales y no tanto rescatarlas o salvarlas para que sean “exotizadas”. Por ello, no es tanto una actitud de repliegue al pasado, sino de impulso al despliegue de las potencialidades de los pueblos excluidos, en el presente y futuro para fortalecer el desarrollo humano y social de los mismos.
El nuevo enfoque que debemos promocionar para una descentralización efectiva, es impulsar el concepto de pluralidad de racionalidades. Sería limitante para el Estado y la Nación pensar que existe una sola racionalidad o un único orden lógico validos para todo el país. La tarea en el proceso de descentralización es buscar los vasos comunicantes entre las diversas racionalidades o culturas que habitan el espectro social de nuestro país.
Esta nueva concepción, debe romper la utopía tradicionalmente concebida como propuesta política o social, que ha prescindido de esa necesaria dimensión intercultural. Recuérdese que la historia nos ha enseñado que los cambios culturales son los únicos que pueden dar permanencia y consistencia a los cambios políticos; un ejemplo es como los Incas, a medida que conquistaban y rescataban los conocimientos de otras culturas, acaparaban un poder político pan expansivo permanente y consistente. Para ellos, la diversidad era una fortaleza y una oportunidad, y no significaban una amenaza o debilidad.
Con esta propuesta de la descentralización inclusiva, se está buscando el reconocimiento de las diferencias, no como un limitante para con el proceso; sino como recursos potenciales para el desarrollo integral del país. Los vasos comunicantes que anotaba anteriormente, responden a la construcción de un espacio de dialogo intercultural equitativo entre las diversas culturas del país, para abordar las problemáticas múltiples de los pueblos.
La descentralización inclusiva significa el motor propiciante del dialogo intercultural. Descubrir la naturaleza dialógica de la conciencia humana, del lenguaje, de la cultura y las relaciones sociales, deben ser sus mas grandes desafíos; porque un discurso dialógico institucionalizado, representa la base para las adecuadas relaciones democráticas y asegurar así, la gobernabilidad del país.
Hace varias décadas, en varios países de la región, se está impulsando la descentralización con resultados diversos. En Brasil por ejemplo (modelo más significativo de descentralización en la región), se están produciendo cambios fundamentales donde las diversas culturas se interrelacionan, creando un contexto “cultural global” con su inevitable reciprocidad, conllevando a un fuerte desarrollo y enriquecimiento mutuo. Esto ha fortalecido la “democratización local” de sus Estados, pero todavía no se ha solucionado la profunda desigualdad existentes en este país. Es necesario tener en cuenta este proceso para nuestro país, y fortalecer la descentralización inclusiva para evitar dichas desigualdades.
LA DESCENTRALIZACIÓN TAMBIÉN ES UN PROCESO DE ENTENDIMIENTO Y RESPETO DE LAS LÓGICAS, RACIONALIDADES Y CULTURAS DE TODOS LOS PERUANOS
Desde el Estado, se está tratando que el proceso descentralizador, se refresque con enfoques teóricos plausibles con las diversas realidades sociales, económicas y culturales. La perspectiva intercultural de respeto y tolerancia a las diferentes racionalidades, también ha de influir en la forma de percibir la democracia y la descentralización.
La alternativa de la descentralización inclusiva en el Perú, acepta el hecho que seguimos viviendo en el pluralismo democrático y la heterogeneidad sociocultural, buscando consensos y espacios de dialogo que permitan prevenir y solucionar posibles conflictos sociales en base a la armonización y socialización de las propuestas de desarrollo. Es por tanto la descentralización inclusiva, un proceso de entendimiento y respeto de las lógicas y racionalidades no solamente de nosotros, sino también de los excluidos, de la diversidad, en suma de los otros.
Pensamos que desde la educación y la capacitación, la descentralización puede aportar mucho en el manejo de la diversidad cultural. Una descentralización educativa con una visión de interculturalidad complementaría la educación formal y homogénea que se imparte en la actualidad en la escuela.
El proceso de descentralización debe buscar hacer uso muy extendido del espacio público incluyente, donde impartir una educación y capacitaciones inclusivas, con conocimientos locales y regionales, significarán el código comunicativo entra los grupos sociales y sus culturas. Así se garantiza en este espacio público incluyente, una igualdad de oportunidades, precisamente para acceder conjuntamente a los bienes sociales necesarios del Estado.
ES NECESARIO PENSAR LA ALTERIDAD (LO OTRO EXTRAÑO, EXÓTICO, DIVERSO) SINTIENDO LA INTERPELACIÓN DE LAS CULTURAS, SINTIÉNDONOS RESPONSABLES HISTÓRICOS POR LA SITUACIÓN DE LOS OTROS EXCLUIDOS.
La descentralización tiene una significancia importante en el Perú actual: resulta ser un conector de varios grupos socioculturales en el seno de un sistema social diverso. La descentralización inclusiva, propugna una complementariedad en los grupos culturales diversos, para generar una interdependencia y simbiosis, de esa manera constituir campos de articulación (espacios públicos incluyentes), donde la participación democrática y la igualdad de oportunidades se manifiesten para todos, en sus diferentes niveles .
El espacio público incluyente que pretende la descentralización, pone en relevancia un proceso que dispone a cooperar razonablemente y armoniosamente, entre las diferencias. No es un contrato ni una apuesta entre las culturas (dominantes y dominadas), es una responsabilidad de todos para con los principios de justicia entendida como equidad, inclusión, superación de la pobreza y democracia.
El espacio público incluyente a fortalecerse con el proceso descentralizador, debe estar conformado por redes vinculantes entre sujetos o grupos sociales colectivos y organizados (los Núcleos Ejecutores por ejemplo), que vayan generando consensos en una verdadera búsqueda hacia el desarrollo local y regional. Un espacio publico que nos descubra las debilidades y fortalezas de nosotros y de los otros excluidos. Un espacio público posible y factible para los peruanos, para no quedar constreñidos a una ontología de la naturaleza dominante, cada vez que pensamos en el reconocimiento y aprendizaje mutuo.
La variedad humana y social del país, no queda bien definida por las alternativas de una vida hedonista, activa o contemplativa, si previamente no entendemos que estamos interrelacionados con los otros, ensayando de diversas maneras responder los condicionantes imperativos que constantemente nos descubre este mundo globalizado y competitivo, para el desarrollo viable, aceptable y sostenible del país. Por ello, que la descentralización tiene que estar preparada para responder a las interpelaciones de los pueblos excluidos y extrema pobreza, que constantemente reprocharan su condición histórica.
LA DESCENTRALIZACIÓN ES UN PROCESO QUE INVOLUCRA LA INCLUSIÓN DE LOS PUEBLOS MÁS OLVIDADOS A NUESTRA SOCIEDAD NACIONAL RESPETANDO Y PONIENDO EN VALOR SUS COSTUMBRES, COSMOVISIONES Y GRUPOS SOCIALES.
Tenemos que tener una respuesta construida interculturalmente, para no caer en el ostracismo del pasado violento, excluyente e inequitativo. Ese es otro de los retos del Estado, para con el proceso de descentralización que se esta llevando a cabo.
Este enfoque propuesto para la descentralización, no debe estar pensado solo en términos de identidad o de diferencia, ni tampoco de ambos a la misma vez. Es necesario pensar la alteridad (lo otro extraño, exótico, diverso) sintiendo la interpelación de las culturas en la vulnerabilidad misma; es decir, sintiéndonos responsables históricos por la situación de los otros excluidos. La institucionalización del diálogo intercultural, permitirá que la descentralización construya un espacio público incluyente, que haga de la racionabilidad, la argumentación, el reconocimiento y el diálogo, formas y estrategias de inclusión social e igualdad de oportunidades para todos.
Nuestras sociedades andinas, amazónicas y afroperuanas, estarán agradecidos si seguimos fortaleciendo el proceso descentralizador. Para los pueblos, su cultura y ecología son sus mundos, sus realidades desde donde aprenden a sobrevivir, su hábitat donde sus antepasados construyeron una gran civilización.
Tenemos un reto como país, y eso es entender la descentralización desde una óptica holística, donde se construya y refuerce una lexis a través de la praxis; es decir, tomando en cuenta las múltiples realidades, y crear a partir de ellas, un nuevo paradigma conceptual y teórico para interpretarnos e interpretar nuestra heterogeneidad y de esa manera impulsar un desarrollo sostenible con orden democrático, inclusivo e igualitario.