domingo, 22 de enero de 2023

 4 SUYOS: MEMORIA DE UNA MARCHA


Yo no vi delincuentes a mi lado, menos terroristas; lo que observé es que junto a mi lado marchaban jóvenes universitarios y en su mayoría campesinos, mujeres y hombres provenientes del sur. Veía sus rostros, surcados por el dolor de la vida y la muerte; estaban a mi lado, sus rostros duros y quemados por los golpes que da la vida, por los golpes que le da el Perú, rostros que expresaban el letargo generacional de un país que ha fracasado como Estado.

No eran rostros de terroristas, que pedían una DICTADURA ABSOLUTISTA, eran rostros de campesinos que gritaban NUEVAS ELECCIONES; ¿eso creo que es la DEMOCRACIA no es así? No eran terroristas, marchaban junto a mi lado, mujeres aymaras con sus niños en sus espaldas, con su vestimenta tradicional que, en tiempos de turismo, NOS TOMAMOS FOTITOS, orgullosos por nuestra cultura peruana; pero en tiempos de lucha, los vemos como indios y campesinos que vienen a “invadirnos” y destruir nuestra ciudad. Delincuentes y terroristas los califican aquellos que miran el mar, desde sus cómodos sillones públicos y privados, desde SUS PRIVILEGIOS.

Yo no vi terroristas, lo que vi fueron personas adultas mayores de Puno, Cusco o Apurímac que salían llorando desde el Parque Universitario hacia la Plaza San Martín; porque las bombas y perdigones de este Estado Fallido, más que heridas físicas; les estaban causando dolores en el alma; dolores colonialistas que todavía persisten en un país inconcluso en cuanto a su nacionalidad. Lloraban de rabia, lloraban de impotencia, lloraban de estupor, lloraban por justicia a sus más de 60 asesinados: “Hay golpes en la vida, tan fuertes, yo no sé”, me decía interiormente emulando a Vallejo.

Marché junto a campesinos, que tenían en su rostro, los padecimientos de un Perú que nunca ha conseguido respetar y amar a los OTROS; si a esos OTROS que han venido a la capital para luchar por lo que ellos y ellas consideran derechos NO LOGRADOS; si esos OTROS que tú te enorgulleces y te tomas fotitos cuando vas a hacer turismo a Machupicchu o al Lago Titicaca; pero cuando visitan tu capital los llamas delincuentes o terrucos; si, esos mismos OTROS que doña Dina Boluarte les cantaba la Flor de la Retama y les gritaba que luchará por ellos y ellas como Ministra y Vicepresidenta; hoy doña Dina es PRESIDENTA, y bueno, a esos OTROS los está asesinando.

No marché a mi lado con terroristas, me imaginé que estaba marchando con mis paisanos, de aquellos pueblos rurales de mi Amazonas, campesinos y nativos, cuyos rostros soportan la exclusión, discriminación y pobreza de un Estado y sus gobiernos regionales. Marchaba con campesinos sureños, pero sentía que a mi lado estaban marchando las víctimas del Baguazo, si, aquellos que desde Lima decían que eran ciudadanos de “segunda clase”; y hoy los culpables del Baguazo, están en los medios terruqueando a los hermanos del sur ¡QUE CONTRARIEDAD, QUE INJUSTO ES ESTE PAÍS!

Como Sanmarquino, fui a apoyar a estos ciudadanos en mi universidad; al ingresar lo que vi fue campesinos, jóvenes y adultos, hasta ancianos, con rostros alegres y aplaudiendo a los que veníamos con nuestro apoyo: “Hermano peruano, los pueblos del sur te agradecen, visítanos pronto”, me decían con una sonrisa emocionante. No vi en esos rostros a delincuentes, menos a terroristas.

Personalmente rechazo la violencia, venga de donde venga, sea la violencia institucional o la violencia informal; lamentablemente hijos del pueblo se están enfrentando en las calles por culpa de una CLASE POLÍTICA que nos ha sumergido generacionalmente en el odio y la división entre peruanos, tan solo por defender sus PRIVILEGIOS e INTERESES y convertir al Perú en un Estado Fallido.

He asistido a muchas marchas y protestas desde mi vida universitaria, fui partícipe de la marcha de los 4 suyos de los años 2000 para devolver la Democracia a mi país, pero NUNCA VI COMO HOY EN ESTA PROTESTA, marchar junto a mí a esos ROSTROS que reflejan el dolor de un país que NO conocemos (o no queremos conocer), campesinos del sur que históricamente son excluidos y discriminados, pero hoy alzaron SUS VOCES, y saben que, al final de la jornada de lucha, SENTÍ QUE ESTABA CON LOS VERDADEROS PERUANOS, sentí que estaba al lado de los descendientes de Manco Cápac y Mama Ocllo, al lado de los descendientes de Pachacutec o Túpac Amaru II; al final de la jornada me sentí AGRADECIDO, porque fui parte de una escena más de la HISTORIA REPUBLICANA que lo escriben los pueblos del Perú.