ANTE EL CAMBIO CLIMÁTICO,
UN PERÚ ECOLÓGICO
Hace
un par de años este mí artículo fue publicado en un medio comunicativo y
académico de España, y hoy ante la catástrofe climática que ha golpeado nuestro
país, desempolvo el artículo y observo que la vigencia del mismo es oportuna;
es más, mucho de lo comentado en el artículo, en el Perú no se ha cumplido con
el respeto que se debe tener al medio ambiente y hoy vemos sus consecuencias catastróficas. El
Estado peruano no aprende de sus catástrofes y se acentúa más la problemática
debido a la corrupción generacional de sus dirigentes. Veamos lo que mencioné
en esta página española (http://ssociologos.com/2015/05/28/ante-el-cambio-climatico-un-peru-ecologico/)
El
Perú ha sido bendecido con ingentes recursos ecológicos y es hoy considerado
como uno de los países con mayor biodiversidad y ecosistemas en el planeta. Su
geografía permite la presencia de diversos microclimas tanto es así que, de las
117 zonas de vida reconocidas en el mundo, 84 se encuentran en el Perú, donde
albergan aproximadamente 25 000 especies de flora y 5 000 de fauna; muchas de
ellas en extinción como la uña de gato, el mono de cola amarilla o el oso de
anteojos. Sus cordilleras y bosques de neblina, producen agua que discurre a
través de ríos y sostiene a poblaciones enteras que necesitan de los ríos para
cultivar sus chacras, producir energía, criar animales, pescar; en suma, vivir.
El
reto del país es su futuro desarrollo humano y crecimiento económico,
acompañado del respeto, conservación, puesta en valor y potenciamiento de su
medio ambiente. Ese desarrollo y crecimiento tiene que correr paralelamente con
la conservación de nuestra ecología, y desde el Estado hay que seguir
realizando los esfuerzos necesarios para llegar al bicentenario siendo un
modelo de país ecológico. A ello hay que agregar la necesaria prevención y
capacitación de respuesta ante los desastres climáticos.
El
planeta está agonizando, la contaminación y deforestación sus principales
causantes. Según la ONG ambientalista Greenpeace, cada dos segundos se destruye
una superficie de bosque primario equivalente a un campo de futbol y cada año
se pierde una superficie de bosque equivalente al tamaño de Portugal (90 mil
kilómetros cuadrados). En el Perú se destruye anualmente 250 mil hectáreas de
bosques, sin valorar su importancia en la producción de oxígeno, agua y
alimentos, reguladores del clima y desastres naturales; proporcionan madera,
papel y medicinas, controlan la contaminación, son el hábitat de animales y
plantas; y sobretodo, es el “hogar” de comunidades nativas que dependen
directamente de estos recursos para su sobrevivencia.
El
cambio climático cada día afecta la convivencia humana, los países que más
sufren los estragos son justamente aquellos con alta biodiversidad y zonas de
vida diversa como el Perú. Por ello es necesario que el Estado implemente y
fortalezca políticas para hacer frente a esta problemática. Existen diversas
acciones para contrarrestar esta situación, y entre ellas está la expansión de
áreas naturales protegidas, la formalización de los territorios indígenas y el
derecho a la consulta, la capacitación permanente en materia de protección y
conservación; y una nueva y ágil institucionalidad nacional y regional de
conservación de bosques, en el actual momento de boom extractivo que vive el
país, para contrarrestar la informalidad y conflictos sociales.
En
las últimas dos décadas el Estado peruano ha dado un gran paso al conceder
propiedad legal de aproximadamente 6 400 millones de hectáreas de bosques a las
comunidades indígenas, pero no es suficiente. Este accionar tiene su lógica
racional porque son justamente estas comunidades las que históricamente han
sido los conservadores del lugar donde viven, de sus bosques, de su ecología.
Basado en sus cosmovisiones y prácticas ancestrales, han mantenido el respeto y
valor por esos árboles, animales o ríos que les proporcionan alimento, vivienda,
vestimenta y salud. Un paradigma a replicar en las poblaciones urbanas que
desde hace buen tiempo rompió el circuito armónico con su naturaleza.
Para
el Perú y sus instituciones existe un gran reto llamado articulación, y
consiste justamente en fortalecer los lazos entre organismos públicos y
privados, a través de acciones conjuntas y transversales para abordar el tema
climático, ecológico y medioambiental haciendo que las familias y comunidades
de la amazonia, el ande o la costa, sean los principales impulsores de la
conservación y puesta en valor de sus recursos ecológicos y medio ambientales.
Cada
familia, cada comunidad, el Estado pleno; deben estar conscientes de la
importancia que tiene el medio ambiente donde conviven, y tomar las medidas
necesarias para que el cambio climático afecte en lo menos posible sus
actividades. Los próximos años serán determinantes para el rumbo del planeta en
materia medioambiental, y el Perú con todo su potencial ecológico, no puede
estar exento de las acciones que se están desarrollando.
Por ello es ineludible
fortalecer desde las políticas públicas, la implementación de acciones
referidas a la conservación y no contaminación, a la prevención y preparación
ante el cambio climático, y son las familias y comunidades el núcleo primordial
desde donde deben partir estas acciones. ¡Un reto necesario para el Estado
peruano, sus políticas y nosotros sus ciudadanos!