𝗟𝗔 𝗥𝗔𝗗𝗜𝗢𝗟𝗜𝗧𝗔 𝗗𝗘 𝗠𝗜 𝗩𝗜𝗘𝗝𝗢
Recuerdo que en mi casa de Luya, en Amazonas, frente a la
plaza, allá por los años 80, muchos jóvenes de los 60, 70 y 80 se reunían,
visitaban a mi papá y se sentaban alrededor de mi radiolita, para escuchar los
discos de moda. Yo era muy niño, y con satisfacción veía como los rostros de
estos jóvenes disfrutaban de las canciones de moda, los tarareaban, cantaban y
hasta bailaban. Canciones que por supuesto, se siguen escuchando y no pasarán
de moda. Lo bueno siempre perdura dice la experiencia de los añejos cultores
del arte de la música.
Los Bee Gees, ABBA, Rod Stewart, Paul Mauriat,
Chicago, los Beatles, The Rolling Stones, Eagles, KISS, los Shapis, Cuarteto
Continental, los Panchos, entre otros, eran los nombres impregnados en los
discos que daban la vuelta en la plataforma de mi radiolita, que invitaban a
cantarlos y bailarlos. Que delicia para los oídos es escuchar un vinilo viejo,
que belleza son los sobres que guardan estos discos, todo un arte innovador en
muchos, coloridos sobres que muestran los rostros de los cantantes que vivirán
para siempre.
Lo bueno de todo esto, es que mi padre logró
conservar su radiolita y sus discos. Toda una proeza de amor al estilo vintage
de la buena música, en estos tiempos de la vorágine tecnológica que con un botón
mueves el mundo, y el culto a cualquier sonido gutural, que hoy se hace llamar
"música" y "arte".
Estoy siguiendo esos pasos, admiro y cuido la
radiolita de mi viejo, ese cajón antiguo con una aguja, una plataforma redonda
y un parlante; ese cajón musical que hacían bailar a nuestros padres y abuelos,
y que funcionaban con pilas Rayovac.
Tengo 2 radiolitas y un equipo 3 en 1, de esos
antiguos, de esos que usan discos vinilos, de esos que los conservas como parte
de tu historia familiar. Tengo discos de vinilo, muchos, y espero tener más,
discos que fueron conservados por mi papá, y admiro ese amor que tiene por su
radiolita, por sus discos, por la buena música. Cómo los cuida, limpia y
restaura, como un niño que disfruta de su juguete nuevo.
Sigamos entonces ese buen gusto por la buena
música, ese gustito de escuchar en tu radiolita ese sonidito a canchita que se
revienta, mientras la aguja de la radiola sigue las vueltas del disco, y va
descifrando esas canciones que nunca pasarán de moda.
𝑮𝑹𝑨𝑪𝑰𝑨𝑺 𝑽𝑰𝑬𝑱𝑶 𝑷𝑶𝑹 𝑬𝑺𝑨 𝑳𝑰𝑵𝑫𝑨 𝑪𝑶𝑳𝑬𝑪𝑪𝑰𝑶́𝑵 𝑫𝑬 𝑫𝑰𝑺𝑪𝑶𝑺. 𝑮𝑹𝑨𝑪𝑰𝑨𝑺 𝑷𝑶𝑹 𝑻𝑼 𝑹𝑨𝑫𝑰𝑶𝑳𝑰𝑻𝑨