lunes, 2 de diciembre de 2013

LA FOCALIZACIÓN EN LOS PROGRAMAS SOCIALES
 
Uno de los problemas mayores en los programas sociales del país es la focalización, que han ido ocurriendo sobre todo en los procesos de selección de personas no pobres, como pobres (infiltración); y a personas pobres, catalogarlas como no pobres y por ende excluirlas de los programas (subcobertura). A pesar de ello, la participación de las personas ha aumentado en la mayoría de los programas sociales, pero el aumento de los beneficiarios está relacionado con personas que han dejado de ser pobres o en todo caso no representan la población objetivo de los programas (infiltrados). Más aún esto está ocurriendo en “programas bandera” como JUNTOS, Vaso de Leche y PENSIÓN 65.
 
Las personas más pobres y vulnerables en el Perú, todavía tienen problemas en el acceso a los programas sociales, revelando limitaciones en las estrategias de identificación de los beneficiarios. Los resultados indican que existen costos elevados debido a estos problemas de focalización, sobretodo en el caso del Vaso de Leche y Programa JUNTOS que son considerados como programas mal gestionados, y donde los problemas de Infiltración y Subcobertura restan eficacia a dichos programas.
 
Los instrumentos de focalización debieran tomar en cuenta las diversas realidades sociales, culturales y geográficas de nuestro país, así como la participación de los beneficiarios o usuarios de los programas, avanzando hacia la construcción de un Sistema Nacional de Focalización que permita la identificación adecuada de quienes  serán los beneficiarios de los programas sociales.  Esto en razón a no duplicar los objetivos y metas, y de esa manera contribuir al ahorro de la inversión pública y así pueda destinarse los recursos eficientemente hacia los más pobres. Es necesaria la articulación de los diversos sectores, para hacer comunes los objetivos y metas en torno a los programas sociales, de esa manera haremos viables los procesos de visión y gestión en torno a las políticas públicas.
 
Un criterio de importancia para una focalización adecuada de beneficiarios está relacionado con los grados de vulnerabilidad. Es necesario contar con mapas territoriales de vulnerabilidad, considerando a los niños pobres, personas adultas mayores rurales, madres gestantes en vulnerabilidad, a las personas indocumentadas (no acceden a los programas sociales debido a que algunos programas solicitan como requisitos poseer el DNI).
 
Este último problema en el Perú se está solucionando en la población rural, aunque todavía se necesita ampliar su cobertura hacia poblaciones alejadas de la selva y el ande. Es de suma necesidad tener el registro de identificación de la población con menos de 18 años, para focalizar el gasto social en esta población más pobre, el analfabetismo (las personas  que no saben leer y escribir), muchas veces no se enteran de la presencia de los programas sociales dentro de su espacio territorial, porque la difusión y comunicación de los mismos en los pueblos más alejados, se realiza a través de panfletos y otros escritos, a la cual esta población no tiene acceso o no les entienden. El Estado ha tenido resultados efectivos en la lucha contra el analfabetismo, que ha permitido la disminución de analfabetos en el Perú.
 
El problema es notorio si es que intervenimos en espacios donde las poblaciones son hablantes monolingües. Las personas en el Perú, son más vulnerables si es que solamente hablan el quechua, aymará o alguna de las 42 lenguas amazónicas. Los programas sociales tienen que tomar en cuenta estas realidades lingüísticas, justamente para hacer eficiente la gestión y evitar los problemas de focalización.
 
Las poblaciones nativas y campesinas son poblaciones vulnerables en su grado más superior. Por sus condiciones de exclusión y pobreza, es necesario adoptar para ellos políticas públicas, donde los programas sociales refuercen los aspectos de protección social, a través del alivio de necesidades básicas como la alimentación y la salud. Se debe crear o reestructurar los programas sociales de protección, teniendo en cuenta los diversos condicionantes que existen en el interior de las poblaciones nativas de la amazonía y los andes peruanos.
 
Asimismo podemos mencionar que el aumento de participación en los programas sociales, a pesar de la reducción de la pobreza, se debe a que los programas se han “institucionalizando”, no solo como espacios de satisfacción primaria de problemas de alimentación y salud; sino también, como espacios de “ahorro”, desde la visión familiar de una comunidad. Es por ello que existe un aumento de los infiltrados, personas que dejaron de ser pobres, pero siguen dependientes de los programas, no por la necesidad de satisfacer sus carencias, sino por la necesidad de ahorro ya que todavía están en el limbo de la línea de la pobreza y la vulnerabilidad económica. Esta paradoja de que a pesar de la reducción de la pobreza, todavía las personas siguen haciendo uso de los programas sociales, sobretodo personas que ya han superado la línea de pobreza; es un reto para tener en cuenta en investigaciones y gestiones futuras.
 
Una adecuada focalización, también implica construir un registro único de beneficiarios, que no solamente muestre datos cuantitativos sobre los impactos de intervención de los programas sociales; sino también, los potenciales agropecuarios, culturales y ecológicos del área o espacio social intervenido; y los niveles de articulación al mercado. Esto responde a reunir información valiosa, no solamente de los programas sociales “protectores”; sino también de los programas “capacitadores” y “promotores”, ya que es necesario contar con información gradual de los beneficiarios que han alcanzado ciertas capacidades o en todo caso han mejorado sus niveles de vida, haciendo uso de estos programas sociales. En conclusión, focalizar adecuadamente permitirá el éxito en los impactos de los programas sociales.