lunes, 14 de agosto de 2017

MAMA ASUNTA: PATRONA DE LOS HOMBRES DE LAS NEBLINAS


La ciudad de Chachapoyas, capital de la Región Amazonas, tiene como festividad principal en honor a la Virgen de Asunta. Esta festividad patronal dura 30 días, iniciándose el 1 de agosto y se extiende hasta el 31 del mismo mes, siendo el 15 el día central. La patrona de Chachapoyas posee su templo donde se lleva a cabo los ritos religiosos a cargo de los diferentes mayordomos los que realizan las novenas donde se sirve licores como el abejado[1], chuchuhuasi[2]; después de estos apetitivos se degusta el mejor café con juanes, tamales, humitas, panes, cemitas, etc. A continuación, les presento una recopilación de varios autores e historias sobre esta festividad; no es de mi autoría, pero he tratado de reconstruir esta historia con la necesidad de difundirlo para fortalecer la identidad de los chachapoyanos y su religión:

Historia de la Devoción a la Virgen de Asunta
Pocos años después de la fundación de la ciudad San Juan de la Frontera de los Chachapoyas en 1538, los montañeses del lugar o los mixtos (gente de la sierra y selva) como también los llamaban, reunidos en asamblea general instituyeron como patrón principal de la ciudad a San Juan Bautista y se comprometieron a que esta fiesta se celebraría el 24 de junio de cada año con misa solemne, corrida de toros, danzas, fuegos artificiales, etc.

La corrida de toros se realizaba tradicionalmente dejando al toro en libertad en la plaza, agitándolo para que corra por las calles causando alboroto y alegría entre la población con el beneplácito de nobles y plebeyos. Pero esta costumbre fue abolida el año de 1818 por el Intendente de Trujillo Don Vicente Gil de Taboada ante la queja que le formuló el párroco Isidoro Aguilar, alegando que dichas corridas constituyen un peligro para el vecindario, es así como la población celebraba cada año su fiesta patronal en honor a San Juan Bautista; pero ya en 1835, con la llegada de la imagen de la Virgen Asunta, el pueblo católico y creyente inició su devoción hasta convertirla en patrona de la ciudad.

Allá por los años de 1835 a 1840 se encontraba en Chachapoyas la imagen de la Virgen Asunta, que fue traída, no se sabe si de Quito o España, entre ellos las imágenes de las Vírgenes de Belén y Levanto, así como el Cristo Nazareno; todos ellos, para aumentar el lujo de los Salones del Señor Julián Monteza. Se cuenta que al llegar la imagen a Chachapoyas fue recibida por la esposa de Don Julián, Doña Mariquita Méndez Becerrí que preparó una apoteósica recepción acompañada de una multitud de fieles al compás de danzas, bailes y cantos religiosos.

Por aquellos tiempos y según la tradición, una familia en Chachapoyas se distinguía por tener dentro de sus miembros a un sacerdote o un militar, y la categoría social de la familia era respetada por el mayor número de imágenes que presentaban los ambientes de la casa.

El señor Julián Monteza era católico, apostólico y romano, incapaz de desobedecer las órdenes que emanaban de la iglesia, por eso cuando el Sumo Pontífice decretó la Bula Papal por la que prohibía la exhibición de imágenes en casas particulares, el Señor Monteza donó las que tenía a los templos de adoración de la ciudad, quedando sólo en su poder la Virgen Asunta por ser físicamente la más pequeña.

No pasó mucho tiempo cuando la Virgen se presentó en los sueños del Señor Monteza, manifestándole su deseo de tener su casa propia, pero fuera de la ciudad. Don Julián compró el terreno en la parte norte de la ciudad en un área despoblada y mandó construir la capilla en el mismo lugar en que hoy ocupa su templo. Según el deseo de los Taytas (abuelos) de ese tiempo que transmitieron a los Taytas de tiempos menos lejanos, y éstos a los más cercanos, la Virgen resultó ser el remedio que curaba las enfermedades del cuerpo y del alma, la calificaron como la imagen más milagrosa de todos los tiempos, despertándose así en todos los pobladores de los diferentes barrios y en especial en el de Luya – Urco una fe profunda por los milagros concedidos.

Las puertas de su capilla estaban abiertas en el día y la noche, su ambiente siempre estaba iluminado por cientos de cirios que los visitantes dejaban prendidas, y en cada una de ellas seguramente un mensaje pidiendo un milagro o un perdón.

La “Madre Asunta”, comenzaron a llamarla, posteriormente alguien la llamó “La Mama Asunta”; así con este nombre se popularizó y seguimos llamándola. Llegó una época en que tanto se hablaba de ella que se suprimió el nombre de Asunta, dicen que no era raro oír cuando decían “vengo de poner flores a la Mama”, “voy a visitar a la Mama”, “milagros me ha de hacer la Mama”, “de repente me castiga la Mama”. La Mama Asunta resultó ser, a decir de los antiguos, la confidente de mozos y mozas, la testigo de juramentos de amor y fidelidad, el paño de lágrimas de los desventurados, creían que era la virgen la que resolvía todos los problemas.

Los numerosos prodigios celestiales concedidos por la virgen a los fieles Chachapoyanos, se expresó en históricos memoriales a la Santa Sede, solicitando su coronación como Reina y Patrona de la ciudad. Fue precisamente el Papa Pío XII que hizo realidad este pedido mediante el rescripto Pontifico del 16 de abril de 1952 y el 15 de agosto de este mismo año el Monseñor Octavio Ortiz Arrieta celebró la Coronación Canónica de la bienaventurada madre en medio del júbilo de la población Chachapoyana.

La capilla era de adobes, sus muros de color blanco, su tejado de color azul naranja acariciados por juguetonas ramas y corpulentos eucaliptos; el espacio que existía entre la puerta principal a la de la capilla estaba empedrado con figuras geométricas, en los intersticios de estas crecían musgos de color verde, formando adornos que parecía una alfombra, las piedras de color blanco azulino siempre estaban limpias y brillante porque de su cuidado se ocupaban la “Chinas” (Sirvientas de la Virgen) de la Mama Asunta, por la parte oeste del espacio quedaban los jardines en las que florecían, muy lozanas rosas, claveles, azucenas, agapantos, arbustos de fucsias, nunca faltaban los bulliciosos jilgueros sobre las flores

El muro que limitaba con la calle era un tapial, el que tenía como techo un colchón de manojos tupidos de Tayangos (arbustos silvestres), siendo cubiertos con cubos de tierra negra, sobre esta crecían diminutas plantas de flores silvestres siendo transportadas las semillas en sus picos por los gorriones y tórtolas. En el cerco de la parte oeste crecían majestuosas pencas de color verde petróleo donde se posaban los colibríes a saborear el néctar que acababan de succionar de las flores, aquí crecían también saúcos corpulentos en los que al atardecer se posaban zorzales sobre los negros racimos de sus frutos.

Detrás de la capilla estaba la pampa de “Sumaita”, lugar donde se acostumbraba elevar cometas multicolores porque el viento se proyecta con fuerza en el mes de agosto, siendo la época de mayor brillo solar y mes de la Mama Asunta.

Desarrollo de la Festividad
Las oraciones y novenarios son de gran regocijo y penitencia, se acompañan de cánticos y banda de músicos. Cada mayordomo compone el altar tomando en cuenta los más mínimos detalles y la iluminación de diversos colores. Al aproximarse el día central, la junta directiva es la encargada de programar las diversas actividades. Se realizan actividades de cantos, danzas, exposiciones artesanales y agropecuarias concentración de banda de músicos, visitas a los lugares turísticos. A nivel deportivo se dan competencias con equipos provenientes de Lima, Chiclayo, Utcubamba, Bagua, Piura y otras provincias de la región.

En el aspecto religioso la virgen visita los barrios de La Laguna, Santo Domingo, Yance y Luya Urco. En cada uno barrio se realizan actos religiosos con pomposidad y en cada una de sus iglesias barriales. El día 14 de agosto la ciudad vive y goza de las vísperas, se realizan en la catedral actos religiosos y en la plaza principal se baila a ritmo de bandas y orquestas acompañado de la quema de castillos.
El día central muy temprano se lleva a cabo el albazo[3], donde asisten comparsas de bailarines acompañados de tres a cuatro bandas de músicos. La virgen retorna a su templo que queda en el barrio de Luya Urco. Recorre diversas calles de la ciudad donde los balcones y puertas de las casas están adornados con diversos motivos religiosos a base de arcos y altares.

En este recorrido la virgen luce el mejor traje y se le coloca una corana de oro. Por la tarde concluye el día central con el tradicional “voto” que consiste en la devolución por parte del nuevo mayordomo de una mesa llena de productos alimenticios y animales menores como gallinas, cuyes, dulces, panes, frutas, caramelos, yucas, etc. Este “voto” tiene que ser restituido el próximo año aumentado en productos a devolverse al nuevo mayordomo. Es una de las festividades más costumbristas de la región donde acuden personas y turistas nacionales y del extranjero.

También se realiza por estas fechas el festival del Guarapo que consiste en una bebida elaborada del jugo de la caña de azúcar. Se elabora, extrayendo el jugo de la caña (moliendo en Trapiche o el rústico cachete), se cocina en pailas[4], se pone en canoas hasta que el líquido enfrié por completo; finalmente se coloca en vasijas o chochos para su respectiva fermentación con la ayuda del llamado concho o levadura del viejo o añejo guarapo. Se sirve en las festividades carnavalescas y en las fiestas patronales de los pueblos.

El recorrido en procesión de la Mama Asunta, en décadas pasadas sólo recorría un total de doce cuadras, retornando a su capilla una cuadra antes de llegar a la Plaza de Armas. El día 15 de agosto desde muy temprano las fachadas de las casas de las calles por donde la imagen ha de pasar, eran adornadas, de las murallas viejas pendían los más antiguos mantos tapizados, de los balcones caían cortinas bordadas con ramilletes de flores, en las esquinas ornamentaban vistosos arcos con canastillas que se abrían al paso de la imagen con lluvia de pétalos de rosas o palomas que aplaudían con el batir de sus alas al levantar su vuelo.

Cien años después la nieta del Señor Monteza, de nombre Lasteña Torres Monteza, tuvo un sueño revelador en la que aparece la virgen y le propone regar un ramo de flores en la Plaza de Armas, al amanecer de un día 15 de Agosto, faltando pocas horas para que la virgen inicie su procesión, Lasteña no hizo ningún comentario y se dirigió a la casa del Señor Florentino encargado de lanzar los cuetes al aire, a quien le dijo: “Florentino al llegar a la esquina de San Francisco (Cruces de los Jirones Ayacucho y Santa Ana) pasas de frente y quemas media docena de cuetes porque deseo que la Virgen el día de hoy debe dar la vuelta al perímetro de la Plaza de Armas”, por ese entonces estaba vetado que las imágenes recorrieran las partes céntricas de la ciudad sin la autorización del Papado.

Por estos meses (Junio – Octubre) aprovechando el buen tiempo, el obispo de Chachapoyas acostumbraba hacer su visita pastoral a todos los pueblos del departamento. Por eso es que Lasteña pensó que no había dificultad para que la procesión recorriera la Plaza de Armas. Así fue como Mama Asunta impuso su voluntad y desde aquel 15 de agosto se pasea por la Plaza, hasta la actualidad.
Años más tarde fue coronada como la “Reina y Patrona de la Ciudad”, en la actualidad faltando algunos días para su fiesta central, sale a visitar las calles de los barrios y no precisamente para regar sus flores, sino para emitir sus bendiciones, dejando paz, esperanza y tranquilidad en los corazones.

En décadas anteriores hasta en la actualidad, las fiestas patronales cobraron un matiz de pomposidad, con ferias comerciales; la organización de la festividad, quedaba bajo la dirección de un comité y en el seno de este nombraban como presidente a una persona de gran solvencia económica, por lo general comerciantes, designando a los Señores Manuel Muñoz, Máximo Chávez, David Reina, Julio Villacrés, los primeros de origen “Shelico” (Celendín) que aplicaron a la fiesta la misma pomposidad, como celebraban con la Virgen del Carmen en Celendín, de esos lugares venían los pirotécnicos, la banda de músicos, los caballos de paso, por algunos años las corridas de toros.

En agosto de 1960 la Fiesta Patronal alcanzó ribetes de gran pomposidad cuando asistió el Presidente de la República Dr. Manuel Prado Ugarteche ya que el 14 de Agosto se inauguró la carretera Chiclayo – Chachapoyas.

La antigua capilla ha sido transformada y parte de las paredes se han visto revestidas con lunas multicolores, pero se escucha el repique de sus pequeñas campanitas en el antiguo huerto y en los jardines se ha construido un convento regentado por las religiosas mexicanas. La virgen cuenta con un vasto y rico vestuario, compuesto por vestidos, capas, mantos, velos confeccionados con enchapes de oro, cuenta con finas alhajas como prendedores, collares, corazones, fajas, coronas de oro, donados por fieles devotos, estas prendas se encuentran celosamente aseguradas.

Amazonas con un inmenso potencial turístico y agrícola, y teniendo como principales fiestas patronales a la “Mama Asunta” y Señor de Gualamita, rinde su homenaje ante tan milagrosa imagen, ella quien cantó con alegría inefable el recital de todas las magnificaciones divinas para derramar bendiciones a Chachapoyas, al Perú y al mundo.


[1] Licor elaborado a base de miel de abeja y aguardiente.
[2] Elaborado a base de aguardiente y la corteza de un árbol local.
[3] El término albazo proviene de alba que es amanecer. La gente se levanta muy temprano (4 o 5 de la madrugada) a recibir el día central, bailando y bebiendo los licores típicos. Esta actividad dura hasta las 7 u 8 de la mañana y todo el pueblo concurre y participa del evento.
[4] Las pailas son grandes peroles donde se cocinan diversos alimentos.