lunes, 26 de febrero de 2024

 𝗟𝗢𝗦 𝗖𝗔𝗥𝗡𝗔𝗩𝗔𝗟𝗘𝗦: 𝗙𝗜𝗘𝗦𝗧𝗔 𝗗𝗘 𝗟𝗔𝗦𝗛𝗨𝗠𝗜𝗦𝗛𝗔𝗦”, 𝗘𝗟 𝗔𝗚𝗨𝗔 𝗬 𝗟𝗢𝗦 𝗣𝗟𝗔𝗧𝗢𝗦 𝗗𝗘 𝗖𝗢𝗠𝗜𝗗𝗔𝗦


La cultura es parte de los carnavales y los carnavales son parte de la cultura en Luya, Amazonas, y obviamente necesitaba un análisis sociológico y antropológico in situ. EMPECEMOS con el manifiesto etnográfico:

Fuimos invitados por un mayordomo a su casa (mi amigo de infancia), y previo a los almuerzos carnavalescos asistimos a observar los preparativos de los platos típicos y bebidas que se sirven en dicho evento. Tuvimos acceso a la cocina de uno de los mayordomos y notamos que todos los platos típicos son elaborados en las cocinas de leña o “tushpa”. La cocina es liderada y dirigida por una cocinera experimentada que tiene a su mando otras personas que se encargan de ayudar en la elaboración de bebidas, servir a los visitantes y elaboración del “voto”.

Mientras estas actividades preparativas se están realizando en el hogar, otro grupo de personas van hacia el campo para traer un árbol de eucalipto que será parado para la “humisha”. Acompañados por la banda de músicos llegan al hogar, y las mujeres empiezan a adornar el árbol con globos, serpentinas, cañas de azúcar, pañoletas y algunos mayordomos cuelgan utensilios como lavadores, tazas, platos, baldes, otros; y muy pocos cuelgan dinero en efectivo.

Los mayordomos de las fiestas se encargan de elaborar los 5 o 7 platos que se servirán a los invitados, acompañado de la chicha, guarapo, compuesto, aguardiente y la famosa “aloja”, que ya hablaremos más adelante. La cocinera nos explicó que nadie puede ingresar a la cocina a parte de ella y sus ayudantes, porque es una costumbre ancestral, pero obtuvimos su permiso y pudimos registrar los diversos platos que se estaban cocinando en las “tushpas”. La cocinera apuraba a sus ayudantes porque los invitados ya estaban ingresando para degustar la gastronomía carnavalesca.

Las bebidas se elaboran, maceran, fermentan y almacenan en otro espacio cerrado que es dirigido por un varón encargado de servir todas las bebidas. Observamos grandes tinajones donde se estaban fermentando la chicha y el guarapo; y muy cerca se advertía en grandes botellas los compuestos elaborados a base de diversas frutas. El mayordomo llamó a la cocinera para iniciar el servido de los platos típicos, y nos invitó para ser parte de la mesa principal y degustar los alimentos elaborados.

Ingresamos al salón principal y lo primero que percibimos fueron grandes mesas con manteles blancos, sillas y bancas a sus alrededores. Encima de la mesa estaba depositada en medio de la misma y en forma de una cruz, el “purtumute”, una especie de aperitivo que acompaña a los platos típicos y está elaborado a base de un aderezo de mote pelado, frijoles y culantro. Los invitados ingresan al salón se emplazan en sus lugares respectivos y empiezan a coger el “purtumute” para disfrutarlo. La forma de cruz en que se ha depositado este apetitivo sobre la mesa, se debe a que hay que bendecir la mesa carnavalesca por los alimentos que nos da la naturaleza. Sincretismo cultural puro y autóctono.

A medida que vamos esperando el primer plato, el encargado o encargados de servir la chicha o guarapo van sirviendo estas bebidas a todos los presentes. Los ayudantes se acercan con el primer plato que diríamos un aperitivo, plátano cocinado con roscas de maíz, acompañado de una botella de licor. El segundo plato, consistente en una ensalada de betarraga, zanahoria, vainita, acompañada de mayonesa u otras veces lechuga con papá y cremas de yerbas. Todos los platos se sirven primero a los fundadores y mayordomos de la “humisha”, a ellos les compete los mejores potajes y en abundancia. Todos los invitados de la primera mesa (recuérdese que puede haber más invitados esperando que los primeros terminen con los cinco o siete platos para ingresar al salón principal y a los patios del hogar del mayordomo, a degustar los potajes) dan inicio al almuerzo carnavalesco.

El tercer plato consiste en un espesado o aguadito de trozos menores(menudencias) de carne de gallina o res. Los invitados mezclan este espesado con el “purtumute” que se encuentran en las mesas y acompañan con ají. Terminado este aguadito, hacen ingresos los “sirvientes” con un cuarto plato que consiste en un aderezo de pollo con yucas cocinadas, lechuga y aceituna, quizás uno de los platos más “apetecidos” por los invitados. Lo que observamos en torno a este plato fue que los mayores y mejores presas eran servidos a los fundadores y mayordomos de la “humisha” porque son ellos los que encabezan este almuerzo.

Hasta este plato distinguimos que los invitados ya estaban “colmados” de tantos potajes y bebidas que iban tomando paralelamente. Muchos de ellos empezaban a guardar en pequeñas bolsas, la comida que los proporcionaban. A este hecho los pobladores lo conocen como la “huanlla” o “guanlla”, es decir, al hecho de guardar los alimentos para llevarlos a la casa y ser consumidos por los demás familiares que no asistieron al almuerzo. El quinto plato consistió en un aderezo de carne de res acompañado de arroz y papas, pocas fueron las personas que pudieron terminar este potaje y muchas los destinaron para la “guanlla”. El último potaje consistió en un locro de yuca machacada que se conoce como el “puchero”, la cual previamente es cocinada, aderezada y acompañada de “caransho” (cuero de chancho). Casi todos los invitados guardan este potaje para llevarlos a su casa.

Preguntando a uno de los mayordomos sobre la costumbre ancestral de servir tantos platos, nos comentó que algunos mayordomos todavía mantienen esa costumbre adjuntando platos típicos como un aderezo de cuy, ají de gallina o un “ucho” de papas. Nos manifestó que ya no se acostumbra servir estos potajes, debido a que los costos de los insumos de elaboración se han encarecido y muchos de los mayordomos y/o fundadores no cuentan con los recursos económicos suficientes para continuar con esta costumbre gastronómica.

Terminado el almuerzo, el mayordomo agradece la presencia de todos los invitados y se dispone a finalizarlo sirviendo la “aloja”, una bebida alcohólica bastante fuerte que consiste en una mezcolanza de chicha, guarapo y a veces aguardiente. La “aloja” se prepara con anticipación a las fiestas de carnavales. Tres semanas antes de esta festividad los mayordomos elaboran la chicha y el “guarapo” a través de la molienda de caña de azúcar que se realiza en los “trapiches” (molinos elaborados de madera). Los mayordomos seleccionan la chicha y el “guarapo” y los entierran en tinajones de barro para que puedan fermentarse por 20 días o más.

Los niveles de alcohol que se obtienen de este proceso de fermentación son bastante altos, más aún si se añade aguardiente. Todos los invitados del almuerzo, por costumbre, tienen que ingerir un gran tazón o “pate” (vasija de calabaza) de “aloja”. Esta ingesta muchas veces causa estragos con el estómago de los invitados, sobre todo aquellos visitantes que no están acostumbrados con las costumbres y bebidas típicas de la localidad de Luya. El objetivo de la “aloja” es embriagar a las personas invitadas para que cualquiera de ellos o ellas pueda constituirse en el nuevo mayordomo, cortando la “humisha” que será parada por la tarde.

Después del almuerzo, los mayordomos, fundadores e invitados salen bailando del salón acompañados por la banda de músicos para dar inicio el baile en torno a la “yunza” o “humisha”. El árbol debidamente adornado, es parado por los varones ayudado por sogas y palancas de palos. Una vez erguido, las cantoras entonan estribillos donde se piden los permisos respectivos a los fundadores y mayordomos para dar inicio el baile alrededor del árbol. Una de las cantoras accede al hogar del mayordomo a pedir el hacha que, adornada con flores y fajines elaborados con lana de oveja, es tomada por el mayordomo y luego por los fundadores, comenzando con el baile de “pandilladas” alrededor del árbol.

Varones y mujeres, jóvenes y adultos empiezan a danzar junto al árbol al ritmo de la banda de músicos, acompañados muchos con cañas de azúcar adornado con una pañoleta que son llevadas en la mano por las señoras del lugar. Mientras que los niños y jóvenes, corren con dirección a las “pandillas” para pintar y lanzar globos de agua sobre los que están bailando. La cantora acompañada por el mayordomo, los fundadores y las “pandillas”, bailan la música que caracteriza a este evento de la “humisha”, y cada vez que termina la canción, la cantora recomendada por el mayordomo o los fundadores, entonando un estribillo, hace un llamado a cualquier persona que está bailando u observando el evento para agarrar el hacha y empezar a bailar y cortar el árbol.

Este proceso lo realizan continuamente hasta que el hacha llega a manos de una persona que por “pedido” previo o por causas del desgaste del mismo árbol, se cae, convirtiendo a esta persona en el próximo mayordomo que organizará la misma festividad el próximo año. La persona que corta el árbol, automáticamente se lleva el “voto”, una especie de “ofrendas” de productos que se entrega al nuevo mayordomo que corta la “yunza” o “humisha”, y que tiene que ser devuelta el próximo año, incrementando el valor y la cantidad de productos recibidos. El “voto” es depositado al frente donde se está realizando la “humisha”. Se observa que es un gran pan o “wawa” incrustada por un carrizo para que pueda ser cogida del mismo y la persona que lo lleva baile con el gran pan. Este pan a sus alrededores está adornado por chupetes, caramelos y aves precocidas como patos o gallinas.

En el suelo observamos varios racimos de plátanos, paltas, piñas, limones, limas, yucas, guayabas, chirimoyas, etc. Productos que serán llevados por el nuevo mayordomo a su hogar. Se observó que una persona, papel y lapicero en mano, empezó a contabilizar la cantidad de los productos delante de los fundadores y el nuevo mayordomo, para conocer la cantidad de productos que son entregados y serán devueltos el próximo año, acrecentando anualmente los productos que se entregan con el “voto”.

Recibido el “voto”, el nuevo mayordomo invita a las personas para ir a su casa y continuar con el baile. Las personas y las “pandillas” acompañados por la banda de músicos, recorren bailando las calles llevando el “voto” y el árbol caído hacia la casa del nuevo mayordomo donde se organiza una pequeña fiesta y se da fin a la fiesta de la “humisha” de una familia, barrio o asociación.

Por las noches seguimos asistiendo a los “ates”, en otros hogares, que tienen la misma tónica ya descrita anteriormente. Al día siguiente se siguieron sirviendo los platos típicos mencionados y se continuó bailando alrededor del árbol. Estos acontecimientos se realizan en la ciudad de Luya en varios hogares o barrios. Las familias, barrios y asociaciones tienen sus propias “yunzas” y “humishas”, todas siguen practicando las mismas actividades costumbristas ya descritas en torno a los carnavales.

Los carnavales en Luya tienen dinámicas propias que caracterizan a sus pueblos. Las “humishas” tratan de reforzar las identidades construidas desde épocas ancestrales y los pobladores son los actores principales de esta tradicionalidad. Los carnavales luyanos siguen manteniendo la tradición y el folklore que alguna vez caracterizó las prácticas costumbristas de nuestros abuelos.

¡𝐇𝐀𝐘 𝐐𝐔𝐄 𝐑𝐄𝐒𝐂𝐀𝐓𝐀𝐑𝐋𝐎𝐒, 𝐈𝐍𝐕𝐄𝐒𝐓𝐈𝐆𝐀𝐑𝐋𝐎𝐒 𝐘 𝐏𝐎𝐍𝐄𝐑𝐋𝐎𝐒 𝐄𝐍 𝐕𝐀𝐋𝐎𝐑!