sábado, 13 de agosto de 2011

EL DESAFÍO AL 2016: LA INCLUSIÓN SOCIAL, EL DESARROLLO HUMANO Y LA GOBERNABILIDAD DEL PAÍS

El enfoque del desarrollo humano fue planteado por el premio nobel de economía 1998 Amartya Sen, y pone en relieve que no basta la esfera económica para alcanzar el desarrollo de un país, sino también la esfera humana. Por lo tanto, desde la óptica de este enfoque, nuestro eje de desarrollo son las personas, donde la producción y el crecimiento económico significan un canal para alcanzar el desarrollo de los ciudadanos. La visión del desarrollo humano es de largo plazo, radicando sus principios en una visión histórica - humanista que busque el incremento de la productividad, crecimiento sostenido con equidad e inclusión, satisfacción de las necesidades básicas y expansión de las capacidades humanas.

En los últimos 25 años nuestro desarrollo ha sido construido desde la visión economicista, donde la persona ha “servido” como un canal para llegar al objetivo final: el desarrollo económico del país. La experiencia nos ha
enseñado que no se ha logrado el ansiado desarrollo económico; y por lo contrario, se agravó la inequitativa distribución de las riquezas, y la calidad de la persona, nunca estuvo considerada como el objetivo mayor para el Estado. Esto está conllevando a los movimientos socioétnicos que se observa en los últimos años en nuestro país.

Hemos tratado de "adoptar" y "adaptar" a nuestras realidades diversas, un modelo de desarrollo neoliberal occidentalizado, que aplicó medidas macro económicas exigidas por presión de la banca internacional y países influyentes, que muchas veces no ha favorecido el crecimiento y bienestar de todos los sectores sociales y productivos, ni ha solucionado problemas estructurales como la desigualdad, vulnerabilidad, la pobreza y la exclusión en todas sus dimensiones.

Después del gobierno militar, se trató de reflotar la producción y productividad en el país. En el primer gobierno de García se adoptaron algunas medidas para incrementar la producción y equiparar la redistribución de la riqueza, pero no se logró cumplir estas metas trazadas por las razones ya conocidas en este periodo gubernamental.

En el periodo fujimorista, se consolidó el modelo neoliberal, viéndose un débil crecimiento económico debido a los intentos de restablecer el aparato productivo. También se intentó satisfacer las necesidades básicas en educación, salud y se dió buenos resultados en cuanto a la violencia política, pero la corrupción imperante limitó el desarrollo de la calidad humana. En esta época, se fueron agravando las inequidades sociales y se limitaron en todo sentido el desarrollo de las capacidades humanas que muchas veces terminaron en violaciones a los derechos humanos.

En los gobiernos de Paniagua y Toledo se continuó con el modelo neoliberal occidentalizado, y por ende se trató de fortalecer el incremento de la productividad "dictando" medidas que alentaban la inversión privada. Estas medidas permitieron el crecimiento macroeconómico y productivo del país, aunque este crecimiento no se visualizó en los sectores más pobres, haciendo que la inequidad socioeconómica y los bolsones de pobreza se mantengan. Se dió impulso a la satisfacción de las necesidades como salud, educación, vivienda, electricidad, agua y alcantarillado, etc; pero no satisfizo a la población, ya que a nivel educativo y salud, el país siguió comportando como un país tercermundista.

En el segundo gobierno de García se hizo los esfuerzos necesarios para centrar el desarrollo humano como política nacional. A través de diferentes programas sociales de apoyo, se está trató de estructurar el enfoque humano para los más necesitados, pero problemas históricos como la pobreza, corrupción, exclusión, inequidad, violencia social y burocracia limitaron internalizar el enfoque de desarrollo humano; y estos problemas muchas veces se alimentan, por las mismas autoridades y servidores públicos.

El actual gobierno del Presidente Ollanta Humala está empezando con buen pie porque una de sus banderas es el desarrollo humano y crecimiento económico con inclusión social. Todos los segmentos poblacionales, sobre todo los más vulnerables y excluidos tienen que benefeciarse que este crecimiento y desarrollo del país, porque ahi recién comprenderemos lo que es el "verdadero" desarrollo y crecimiento socioeconómico del país: cuando los "otros" excluidos, postergados y vulnerables formen parte formal de este país llamado Perú. Entonces la inclusión social que perfila este gobierno, responde tambien a una inclusión económica, cultural, laboral, justicia, religiosa, etc; con respeto a la biodivercidad y diversas "racionalidades" de este país heterogéneo. Eso sería un gran "aporte histórico" de este gobierno para con nuestro país.

La desigual distribución de los recursos a favor de los más acaudalados desempeña un papel crucial para entender la negativa dinámica de la pobreza. Según el Banco Mundial un 49% de personas en el Perú vive con menos de 1 dólar al día. Asimismo, los gastos de aproximadamente uno de cada cuatro peruanos no consiguen satisfacer el costo de una canasta formada por los alimentos necesarios para satisfacer las necesidades calóricas mínimas.

En el país se está tratando de comprender el enfoque de desarrollo humano, visualizando a la persona como el umbral para el desarrollo, pero no se ha desarrollado del todo esta propuesta. Se ha tratado de resaltar las capacidades humanas de nuestros pueblos del ande y la amazonia, pero solamente han quedado en el discurso; y la exclusión en todos sus sentidos, todavía forma parte del “desarrollo” en nuestro país. Las carencias económicas y las desigualdades sociales existentes no permiten el desarrollo pleno de las capacidades humanas en el país.

En el Perú no hemos tenido la predominancia de este enfoque humano, porque los gobiernos no han llegado a comprender holísticamente que es el “desarrollo” para un país multidiverso a nivel social, cultural y geográfico. El concepto de desarrollo ha sido adoptado de sociedades occidentales para tratar de adaptarlos “por la fuerza” a nuestras diversas realidades, sin entender todavía las dinámicas de desarrollo que poseen nuestros diversos pueblos y regiones.

Se esta visualizando un desarrollo humano tibio, pero ceñidos al ámbito capitalino y las ciudades emergentes. Históricamente, esta ha sido la dinámica del crecimiento, basada en un desarrollo citadino, viendo el crecimiento desde esta óptica, muchas veces excluyendo las “otras” diversas realidades. Es necesario un cambio de paradigmas y enfoques que se construyan desde nuestras realidades y que los “conceptos foráneos”, nos ayuden adaptarse a nuestras realidades, y no todo lo contrario, como ha sucedido históricamente en el Perú.

Los diferentes niveles de gobierno y la población en general, deberían entender que la gobernabilidad significa el fortalecimiento y desarrollo de las "capacidades humanas" para la conformación de una nación fuerte y responsable. Por lo tanto, las políticas de Estado deberían centrar su accionar en el desarrollo y fortalecimiento de estas capacidades humanas para generar un verdadero desarrollo real y sostenible desde la óptica humanista.

La gobernabilidad democrática del país no solamente esta dada por el desarrollo y entendimiento de las capacidades humanas de las poblaciones urbanas o ciudades intermedias, sino también del entendimiento y reconocimiento de los diversos grupos sociales, y por ende de diversas capacidades que existen en el país. Por lo tanto, se tendría que priorizar diversos enfoques del desarrollo humano para aplicarlos en nuestras realidades y fortalecer la gobernabilidad democrática. Digo esto, porque las pobrezas en nuestros pueblos son muchas y por ende se necesita “tratarlas” con las diversas capacidades humanas donde se desarrollan. La pobreza de un asentamineto urbano limeño es diferente a la pobreza de una comunidad campesina o de una comunidad nativa. Es necesario entender este punto para intervenir con políticas de intervención de acuerdo a las realidades.

La prioridad del desarrollo de enfoques humanos debería estar volcada a la inclusión de las poblaciones vulnerables (pobres, pobres extremos, grupos étnicos y campesinos, adultos mayores rurales, niños, madres gestantes, etc.) que representan más del 60% de nuestra población; recién a este nivel, se podría estar hablando de gobernabilidad democrática. Una vez incluidos a los “otros vulnerables”, se tendría que aplicar y dinamizar un conjunto de políticas educativas, de salud, trabajo, vivienda, etc. que busque ampliar el desarrollo de capacidades humanas dentro de una sociedad peruana justa y equitativa, bajo un enfoque de viabilidad, aceptabilidad y sostenibilidad de las políticas de un Estado solido, incluyente, eficiente y funcional.

Entendiendo lo anterior, se promoverá mejoras en la calidad de vida, donde nuestros grupos humanos y sociales (los vulnerables sobretodo) enfrenten la globalización con altos niveles competitivos. Para ello se tiene que invertir en la educación, ya que permitirá elevar la calificación de mano de obra. Asimismo, esto contribuirá conocer y ejercer los derechos de las personas, promoviendo el respeto a las normas, instituciones y al Estado. Así, contribuirá a poseer diversos conocimientos para discernir y poder formar una opinión sustentada en la libertad, que permite un sistema como el democrático. El desarrollo de programas e infraestructura de salud, educación, trabajo y nutrición, permitirá aumentar la esperanza de vida de la población y la mejora de su calidad de vida.

Entendiendo sus realidades, las personas deberían elegir con libertad (institucionalizar el dialogo), la alternativa democrática y de desarrollo que más les parezca conveniente y de esa manera puedan estudiar las propuestas formuladas a la luz del crecimiento humano, y no por la simple detentación de riquezas, con lo cual se pueda proveer de un mejor futuro para las generaciones venideras.

La descentralización es un factor importante que debería llevarse a cabo desde una visión humana, donde se tendría que buscar el desarrollo entendiendo las realidades de los pueblos. El desarrollo humano en la descentralización, implica libertades que permitan elegir los tipos de desarrollo social y económico, bajo las normas y leyes que no afecten la gobernabilidad del Estado, por ello se tendría que incentivar e implementar instituciones modernas para la democracia, promoviendo la atención masiva y equitativa, instituciones que aseguren la transparencia e igualdad de todos los peruanos bajo el concepto y la visión de servicio y desarrollo desde un enfoque humanista.

Un buen y eficáz proceso descentralizador permitiría fortalecer la presencia del Estado en los pueblos y regiones más olvidades de nuestro país. Los diferentes brotes de conflictos sociales y violencia en nuestro país, muchas veces se debe a la ausencia de las instituciones estatales en estas áreas, por ello es necesario recomponer el modelo de intervencion del proceso de descentralización haciéndolo sólido y más efectivo y que responda prioritariamente las demandas de la poblaciones desde sus instituciones regionales y locales. Ello conllevará al fortalecimiento de las democracia en nuestro país de manera inclusiva, y por ende se estára mejorando gradualmente, la calidad de vida de los ciudadanos peruanos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me parece interesante este articulo sobre todo la lucha de los pueblos marginados del peru a donde el gobierno no llega.

ELMER ANTONIO TORREJÓN PIZARRO dijo...

Asi es Dume, hay que llegar a los pueblos más excluidos para mejorar la calidad de vida y desarrollar nuestro paìs

omar dijo...

Mientras la p;resencia del estado signifique corrupcion,y sobre todo con ayudas sociales gastadas 90 % gastada en la burocracia, cero que la presencia del estado, no se hace confiable

ELMER ANTONIO TORREJÓN PIZARRO dijo...

Así es mi estimado Omar, la corrupción es el principal mal en el estado peruano.