EL COVID-19 AVANZA
Y LA NATURALEZA “RESPIRA”
Mientras el COVID-19 avanza,
contagiando en varios países del planeta, hay algo que está ocurriendo en el
mundo: la naturaleza está respirando. Si, la naturaleza, aquel sistema
vital de nuestro planeta y que muchas veces le hacemos tanto daño, hoy
podríamos decir que se está “vengando” de nosotros los humanos. La
naturaleza ha enviado a su “soldado más poderoso”, a un simple virus
molecular y microscópico llamado COVID-19, para hacernos entender que este
mundo no es antropocéntrico; que este planeta no solo es del homo
sapiens-sapiens.
A medida que nosotros en el mundo
estamos refugiados entre 4 paredes de nuestros hogares, la naturaleza va
reconquistando su espacio ultrajado por los humanos. Las gaviotas
reemplazan a los bañistas en las playas, los animales salvajes salen
a recorrer las calles y carreteras de las grandes ciudades, reemplazando
el andar multitudinario de los humanos; un aire limpio y con
bastante oxígeno puro a reemplazado al cielo contaminante de
Beijing, Roma o Lima; el canto de los pájaros se escucha hoy como nunca
y más fuerte, reemplazando el bullicio estridente de una ciudad. En fin,
el antropocentrismo, egocéntrico él, que se creía el dueño de este planeta ha
dado su brazo a torcer, dejando que la naturaleza recupere su trono en el
planeta.
En los grandes países
industrializados como China y los países europeos (Italia, España, Francia) sus
cielos están más limpios que nunca, y se ha producido una importante
reducción de la contaminación atmosférica, sobre todo de aquellas partículas
que producen los gases de efecto invernadero como el dióxido de azufre,
monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno y otras partículas suspendidas. Esta
emergencia sanitaria mundial, redujo hasta un 25% las emisiones de CO2 en
China comparada con el periodo del año pasado (400 millones de toneladas);
a ello se suma que los chinos tienen prohibido la caza de animales
silvestres para la alimentación. Desde el espacio se observa una asombrosa
disminución de la contaminación en la tierra, en Venecia (Italia) las aguas de sus canales son más transparentes y hay más vida animal, ya no están más los
turistas encima de botes. Los espacios rojos de calor y energía, propias
de las grandes industrias, han sido desplazadas, por espacios limpios,
llenas de vida animal, aire puro y cielo despejado.
En el Perú, según mediciones
realizadas por organismos que operan redes de monitoreo de gases contaminantes,
encontraron que entre el lunes 16 y el jueves 19 de marzo, la Av. Javier Prado ha
registrado 30% menos de material particulado tras la restricción casi total
de vehículos, en comparación con la semana del lunes 9 al domingo 15 de marzo.
En estos 15 días de inmovilidad vehicular, Lima dejará de recibir
aproximadamente 90 mil toneladas de dióxido de carbono y 27,000
millones de decibeles que emiten los bocinazos de los vehículos. ¡Un
respiro necesario para la ciudad capital!
Ahora en las playas de la
Costa Verde aparecen diversas aves invadiendo la arena, hoy ya no existe
humanos disfrutando del sol, el agua y dejando basura sobre la arena; hoy
están los delfines surcando el Mar de Grau, muy cerca a los
acantilados. Cuando amaneces, ya no te despierta el sonido estridente de un
microbús antiguo que pasa a toda velocidad por la calle, ahora te
despierta el trinar de los pájaros que revolotean sobre la ventana de tu
dormitorio. En Lima, como nunca, puedes ver un cielo azul intenso por el día y
un cielo mostrando sus estrellas por la noche. ¡Sin duda, el mundo ha
cambiado estos días!
Si algo nos está enseñando esta
pandemia, es que después de esta emergencia mundial, ya nada debería ser
igual como antes. El COVID-19 nos está enseñando que debemos practicar la
higiene individual y familiar, ¡a lavarse las manos!; pero también debería
enseñarnos la higiene en favor de nuestro planeta, ya no más arrojar basura
y contaminar nuestra ciudad, bosques y ríos. Este microscópico virus nos está instruyendo
a ser más solidarios y responsables entre los humanos; pero también seamos
solidarios y responsables con nuestro planeta, ya no más quema y tala de bosques,
ya no más matar animales por diversión, hay que ser responsables y
solidarios con nuestra flora y fauna.
Que en este Estado de Emergencia,
refugiados en nuestro hogar, aparezca un NUEVO HOMO SAPIENS SAPIENS para
la nueva vida que nos debe esperar después del COVID-19; nazca una nueva
humanidad solidaria, responsable y racional no solamente con sus
congéneres, sino también con la naturaleza y su planeta. Este
aprendizaje forzado y violento que estamos viviendo con un bicho llamado
COVID-19, nos permita analizar el comportamiento que hemos venido
teniendo con nuestro medio natural, con el cambio climático y la biodiversidad
que nos alimentan, dan vida y son nuestro mayor valor.
Ya no más priorizar el
crecimiento económico y tecnológico por sobre la humanidad y la naturaleza.
El COVID-19, un “soldadito microscópico” de esta naturaleza, nos está
enseñando a sobrevivir, no solamente entre los humanos, sino nos enseña que
debemos apostar por la supervivencia de nuestro planeta. Después que
termine esta pesadilla mundial para nosotros los humanos, después que
dejemos nuestros hogares; debemos preguntarnos: ¿estaremos a la altura de
cambiar hacia un homo sapiens sapiens más solidario, responsable y racional con
la naturaleza?, ¿tomaremos conciencia de lo que nos pasó?, lamentablemente
todo parece indicar que no será así.
¡OJALÁ ME EQUIVOQUE!
No hay comentarios:
Publicar un comentario