LA POLÍTICA DE LA CARROÑA Y EL CANIBALISMO EN EL PERÚ
En estos últimos
meses, en el país se viene observando un conjunto de actitudes y acciones que han convertido el escenario político (¿es política lo que se practica en el
Perú?), en una lucha encarnizada,
donde los principales “actores políticos” (¿existen
verdaderos políticos en el país?) están disputándose cual hienas o
buitres, la “carne putrefacta” de un
gobierno estructuralmente débil desde sus inicios; o como caníbales propios
de los neandertales
(homos de la evolución humana), van cercenando
la estructura e institucionalidad de un Estado frágil y “enfermizo”, para así
poder solventar y potenciar sus beneficios particulares. Como las hienas y
caníbales, para satisfacer sus deseos individuales de alimentación.
El Perú, políticamente hablando, se ha
convertido en algo así como una horda de
diversos actores (congresistas, expresidentes y exministros, opinólogos,
periodistas, “expertos oyentes” de Radio Capital o Exitosa, “pulpines”, etc)
que han transformado la generacionalmente política alicaída, en un escenario de caos; sin sentido, sin
coherencia, sin brújula, sin propuestas; a ello se suma la débil
comunicación, ausencia de liderazgo y la paupérrima acción institucional y de cuadros
políticos, de un gobierno que terminó engullido
por la derecha, y constantemente “alimenta” con su decrepitud política, al
actual contexto de carroña y canibalismo que caracteriza a este “circo” que percibimos día a día.
Nomás veamos lo sucedido con la derogación
de la Ley Laboral Juvenil, donde los
intereses particulares de
Congresistas, azuzados por sus grupos políticos, que ahora se muestran como “moralistas” y defensores de los derechos,
primaron sobre una ley muy mal comunicada, y quizás necesitada de ciertas
modificaciones. Los carroñeros y caníbales de la política, que antes divagaban entre denuncias de corrupción y
violación de derechos humanos; y que entre sus hombros cargan la muerte de
peruanos (Memorex: Se me viene en mente el Baguazo y La Cantuta); ahora son los paladines de la transparencia, la anticorrupción y la moralidad,
los modelos a seguir por esta “juventud protestataria” ¡Que rápido perdemos la
memoria en el Perú!
Ahora nuestros “íconos” políticos y defensores son los Becerriles, los “comeoro”,
los tránsfugas o el congresista de las fotocopiadoras (por no nombrar a la
mayoría de parlamentarios). Estos representantes de un Congreso, con los más altos índices de desaprobación,
son los que repentinamente se convirtieron de
desbocados, gritones y corruptos, a líderes de la democracia en el Perú;
los que tienen entre sus manos el
destino de las leyes, la censura de Ministros y hasta pregonan
irresponsablemente la vacancia presidencial, sin importarles la
gobernabilidad, necesaria para esta débil democracia; en suma, juegan con el futuro del país. ¡Patria
de Grau, los Incas y los Chillaos! ¿Qué te hemos hecho para merecernos esto?
La derecha con todos sus caníbales y
carroñeros, aquellos que han capturado a este Gobierno, hacen lo que se les viene en gana en nombre de la política y la
democracia. ¿Y la izquierda peruana...existe? Lamentablemente, desde hace
décadas la izquierda en el Perú, se ha convertido en “fantasmitas sin cabezas”,
que deambulan buscando “líderes de barro”; desestructurado,
dividido, sin un programa, sin una visión, sin esperanzas; sumida en los
recuerdos de lo que fue la Izquierda Unida. Pobre izquierda peruana, con
pseudopolíticos individualistas (¿y la
tesis del colectivismo?), que naufragan
en sus ideales, marcados por pretensiones particularistas. ¡Aristóteles,
fundador de la POLITICA, estoy seguro que te suicidarías al ver a los
“políticos” peruanos!
Este es el preámbulo de lo que se nos viene a portas de las elecciones del 2016.
Un escenario político carroñero y canibalista,
donde sus conspicuos representantes (“hienas, buitres y caníbales”) se van acomodando en ciertas poses de comodines caricaturistas,
aprovechando la “carroza fúnebre” que
resulta ser este gobierno. Cual “figuretis
con poder”, se presentan en los medios, como salvadores y moralizadores
pidiendo derogatorias, censuras, interpelaciones o vacancias; pero bajo el
brazo acarrean sus intereses
particulares, y en sus sonrisas y la verborrea como discurso, el veneno paralizante para el pueblo. ¡Hay
que votar nuevamente por este congresista!, escuchaba decir a un joven
de 23 años que buscaba trabajo en los anuncios de un puesto de periódicos, y se enteraba de la derogada
“Ley pulpín”, con la foto de Kenji Fujimori en la portada de un “diario chicha”.
¿En
qué momento te jodiste Perú?, pensaba en voz alta.
La “Ley pulpín” cayó y todo sigue igual o quizás el
panorama se presente peor: un gobierno débil y con un rumbo sombrío;
congresistas y candidatos “pescando ganancias en este rio revuelto” a favor de
sus intereses particulares y partidarios; ¡y
el pueblo…! pobre el pueblo, como siempre esterilizado con los diarios
chicha y la farándula descerebrada
de Esto es Guerra, Combate, Magaly y Peluchín.
Definitivamente, cada día estoy más
convencido que en este mi país, NO se
practica la POLÍTICA, menos existen políticos por quien “sacarse el
sombrero”. Los intereses particulares priman sobre los colectivos. ¡Perú,
espero que algún día en tu suelo, se practique la POLÍTICA en mayúsculas!
Es de suma necesidad, para cambiar
la parsimonia de esta política de la
carroña y el canibalismo que estamos viviendo y nos carcome cada día.
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