sábado, 9 de abril de 2022

LA DECREPITUD DE LA POLÍTICA Y QUE SE VAYAN TODOS


Mientras escribo este análisis, en una última encuesta nacional, el 82% desaprueba la gestión de los Congresistas y el 76% desaprueba la gestión del Presidente Castillo; mostrando así que la población está cansada de los políticos peruanos; y no es coyuntural este hartazgo, ES GENERACIONAL, sobre todo si vemos las 2 últimas décadas y su panorama político.

El Perú, políticamente hablando, está convertido en algo así como una horda de diversos actores ambiciosos y con intereses particulares, que han transformado la generacionalmente política alicaída, en un escenario de caos; sin sentido, sin coherencia, sin brújula, sin propuestas; hay mucha mediocridad, ausencia de liderazgo y una paupérrima acción institucional que viene carcomiendo al Perú día a día. El principal mal del Perú, SIGUEN SIENDO SUS POLÍTICOS.

Si el GOBIERNO es un caos de la mediocridad, incapacidad y la improvisación, la OPOSICIÓN (llámese Congreso, medios de comunicación, líderes chamuscados que quieren regresar al poder, grandes empresas y demás poderes escondidos) son una escoria fundamentalista, cizañera y traumática, sin propuestas ante las crisis y con intereses subalternos para regresar a la mamadera del Estado, y seguir en el círculo vicioso de la corrupción.

La decrepitud del Ejecutivo y un Presidente que convirtió la esperanza de cambios en un gobierno inútil, ha caído en la mediocridad y se viene deslegitimizando día a día, ¿qué hechos lo corroboran?, veamos:

  • Sus ofrecimientos de campaña han sido olímpicamente olvidados, causando decepción en un gran sector de la población que quería verdaderos cambios. Es un gobierno que sobrevive solo por los votos del Congreso, más no es un gobierno de cambios.
  • Es un gobierno de un continuismo sistémico, NO ES DE IZQUIERDA, seguimos igual, como hace 3, 5, 10 o 20 años. Para los críticos acérrimos, personalmente quisiera que me sustenten, ¿qué principio o política de izquierda viene aplicando este gobierno?
  • Un Presidente que no sabe comunicar políticamente, siendo fácil presa para la oposición y medios de comunicación que desde que antes asuma la Presidencia, ya pedían su vacancia.
  • Sus ministros y altos funcionarios, han sido una traba para el Estado por su mediocridad, actos de corrupción y limitado conocimiento de gestión pública. Los diezmeros de regiones y municipios, ahora manejan el poder en el Gobierno.
  • No ha tenido políticas de contingencia adecuadas ante la dinámica externa (pandemia, guerras, crisis económica, etc) que viene afectando la subida del combustible, de los principales alimentos o la alta volatilidad del dólar.
  • Su principal bandera, el cambio de Constitución, ha pasado a un segundo plano. Para nuestros tiempos, se hace necesario el cambio de Constitución, para empoderar mejor al Estado y realizar cambios estructurales.
  • No ha sabido deslindar de los grupúsculos regionales que lo rodean y lo hablan al oído, que tienen intereses muy particulares, acostumbrados a las corruptelas de políticas regionales y municipales.

Por el otro lado, la decrepitud de un Congreso de la República, un Legislativo que hace décadas viene poniendo trabas y armando circos; mucho más mediocre que los Ejecutivos que nos gobiernan, corroborados en los siguientes hechos:

  • Desde hace décadas el Legislativo se viene comportando como un poder obstruccionista y mediocre, donde priman los intereses individuales o partidarios de sus miembros.
  • El actual Congreso solo tiene como agenda LA VACANCIA, nada más. La mayoría de bancadas y sus principales rostros, asumen esta posición irresponsable mucho antes que el actual Presidente asuma sus funciones.
  • Los principales proyectos de leyes en favor de la población, han sido agendadas a un segundo plano. No se discuten, menos se convierten en leyes, mostrando que los intereses personalísimos, están por encima del colectivo como país.
  • Problemas históricos como la educación, la reforma política, inseguridad ciudadana, la salud, el transporte permanecen irresolubles porque muchos Congresistas trabajan como garantes del statu quo de estos sectores, amparados en la informalidad y mediocridad.
  • Hace décadas el Legislativo se ha convertido en un circo, más que en un productor de Leyes. Sus integrantes llegan a este poder sin tener un conocimiento claro de la política, mucho menos de lo que es legislar, representar y el control político.
  • No existe en este poder, debates alturados y propositivos, equiparados a una cátedra universitaria de diputados o senadores de antaño, donde era gustoso y provechoso escuchar sus análisis y propuestas. Escuchar a los actuales congresistas es vomitivo.

La actual crisis de estas instituciones, no es coyuntural, es GENERACIONAL Y ESTRUCTURAL; y se refleja en su pésima aceptación por parte de la población. La vacancia presidencial y/o cierre del Congreso lo solicita la ciudadanía; lo viene gritando hace décadas. ¡QUE SE VAYAN TODOS! es el estribillo colectivo, pero la pregunta que salta es: ¿Y QUIÉNES SERÁN LOS NUEVOS INQUILINOS EN EL EJECUTIVO Y EL CONGRESO SI SE VAN TODOS?

Regresamos nuevamente al ciclo del problema, porque el que ¡SE VAYAN TODOS! en nuestro país, para nada nos asegura que el nuevo Ejecutivo o el Legislativo vayan a ser mejoreslos mismos rostros ya conocidos, están esperando “la estocada final” para acaparar el poder, y la realidad política de los últimos años, es la mejor experiencia.

LAMENTABLEMENTE, EL PERÚ SIGUE SIENDO, UN PROBLEMA IRRESOLUTO.

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