Las últimas encuestas, nos muestran que el
candidato presidencial que va por
delante, no supera el 15% de
intención de voto, y existe casi un
30% que no sabe por quién votar o no cree en ninguno de los candidat@s, por
tanto, no votará por alguno de ellos o ellas. Esta es la realidad a solo dos semanas
de las elecciones generales, este es el
panorama de la política peruana del Bicentenario.
La verdad, no me imaginaba que el Perú en la
celebración de sus 200 años de “independencia”, su política iba a estar por los suelos, y es que, desde
hace muchas décadas, nuestra política ha caído en la más profunda
desconfianza y animadversión (solo
el 32 % de los peruanos confía en los partidos políticos) por parte justamente
de los ciudadanos, que vemos en la política un canal para asignar nuestro
poder, a representantes que administrarán ese poder para dar solución a
nuestras problemáticas y plantear soluciones.
Son los políticos muchas veces “improvisados e
informales”, los que acentúan la preocupante condición de la política
peruana actual, los que han hecho de la política un medio para satisfacer
necesidades particulares, postrando el concepto y accionar político a una
paupérrima situación y desacreditación generalizada por parte del ciudadano. El político peruano,
a vísperas del Bicentenario, no entiende que el poder asignado a su persona, es
para mejorar la calidad de vida del colectivo. ¡En fin, NO entiende los que es
la POLÍTICA en mayúsculas!
Pero la política, la “verdadera política” no es
mala, no es nauseabunda como lo creemos o nos lo han hecho creer
generacionalmente. La política es una ciencia social que nace
“científicamente” allá por el siglo V a.c.; en los albores de Atenas, una de
las ciudades de la Cultura Griega. Justamente, un griego como Aristóteles,
definió “naturalmente” al hombre
como un animal político. Las definiciones clásicas de la
política están referidas al “ejercicio
del poder”. El sociólogo Max Weber definía a la política como una
vocación, donde las personas aspiran el poder ya sea entre el Estado o
dentro de un Estado. Weber definía la
política relacionada directamente con el accionar de un Estado.
Sobre política se ha escrito y dicho en demasía
a nivel teórico y práctico. La POLÍTICA debemos entenderla como la
gestión del poder, emanado de los ciudadanos, para mejorar las condiciones de
vida de las poblaciones. Una gestión del poder por parte de autoridades
elegidas democráticamente. Como lo menciona el Sociólogo Sinesio López, la
política como esa capacidad de dirección, diseño y gestión de
la acción dentro de determinados marcos institucionales y de determinadas
condiciones estructurales para obtener algunos resultados deseados:
desarrollo, democracia, estabilidad,
eficacia y efectividad, gobernabilidad, integración sistémica, integración
social. En suma: calidad de vida.
En la política, siempre se debe velar por el
bien común, por el
bienestar de los ciudadanos. Pero nuestra realidad política, nos muestra lo
contrario, LA CORRUPCIÓN Y LOS
PRIVILEGIOS son el sello de la política peruana camino a su Bicentenario. Hay
tres actores principales de esta
situación que venimos lamentando hace muchas décadas: Primero, en
nosotros LOS CIUDADANOS que no
sabemos elegir o no nos comprometemos a hacer política educativa. Tenemos mucho
de culpa, y es necesario que también nosotros entendamos y conozcamos lo que es
la “política verdadera”. La política no es regalar nuestro voto a
cualquier candidato/a que te regala un polo, una bolsa de azúcar, un tarro de leche, una cerveza
o una fiesta popular rimbombante, o porque te ofrecen cosas que no están a su
alcance, como resulta con los actuales
candidat@s al Congreso.
En segundo lugar,
la culpa está en un SISTEMA ELECTORAL
obsoleto que ha conllevado a elegir autoridades que a veces no representan
adecuadamente a su población; es necesario realizar
ajustes en los temas de “distritos electorales y “voto preferencial”. Además,
el JNE debería fortalecer sus filtros
para que nos representen verdaderos políticos, en base a una meritocracia; y no “políticos” que cuenten con
antecedentes penales, judiciales y policiales o estén adeudando al Estado.
Mínimo tienen que tener un conocimiento de su realidad, al menos haber hecho un ANÁLISIS FODA de su localidad o Región.
En tercer lugar,
están los PARTIDOS POLÍTICOS, que
deberían ser los llamados a ejercer la política, ofreciendo adecuados y coherentes candidatos/as
que los ciudadanos elegirán. La debilidad institucional de nuestros
partidos, ahonda la crisis de gobernabilidad y representatividad en el
país. Los partidos políticos deberían buscar y fortalecer la formación de las
preferencias de los ciudadanos haciéndolas dinámicas, permitiendo de esa
manera que los diversos grupos
sociales expresen sus intereses y canalicen sus demandas por medio de
los partidos y eligiendo verdaderos POLÍTICOS.
En nuestro Bicentenario, me ilusioné que la POLÍTICA
peruana era buscar el bien común, donde el poder representado y
legitimado que te confiere la población, buscaría un espacio de
convivencia y mejora de calidad de vida. Me imaginé una POLÍTICA con una
gestión del PODER para construir espacios, donde el desarrollo
y la gestión sostenible sea la bandera de las autoridades elegidas; sea
la bandera de los “verdaderos políticos”. Soñé a tod@s unidos, políticos responsables junto a una población comprometida,
luchando y levantándose frente a una pandemia.
Pero desperté:
¡SÓLO FUE UN SUEÑO INCUMPLIDO, UNA ILUSIÓN
BICENTENARIA!
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